Las mascarillas dejan de ser obligatorias desde hace días en los espacios donde aún se mantenía su uso como centros sanitarios, sociosanitarios y farmacias, tras publicar el Boletín Oficial del Estado (BOE) el acuerdo del Consejo de Ministros que declara el fin de la crisis sanitaria por la Covid-19, y que ya ha entrado en vigor. No obstante y aunque decae la obligatoriedad, el acuerdo apela a la “cultura de la responsabilidad” y recomienda el uso de la mascarilla a las personas que trabajan en las unidades de cuidados intensivos y unidades de pacientes vulnerables, y en las urgencias hospitalarias o de atención primaria, incluida la sala de espera.
También se aconseja su uso a personas sintomáticas cuando estén en espacios compartidos y a los profesionales que las atienden, y en residencias de mayores y personas con discapacidad, entornos en los que viven las personas más vulnerables, aunque -insiste el acuerdo- “no se recomienda su uso universal”.
Según el texto aprobado ayer en Consejo de Ministros, en el caso de residencias y centros de personas con discapacidad se recomienda tomar precauciones adicionales en caso de aparición de síntomas en trabajadores, residentes o visitantes, para evitar brotes y cuidando el bienestar físico y emocional de los mayores.