Tras el recuento de avales y el consiguiente hecho de que todos hayan tomado conciencia de la cruda realidad en que se ha convertido este proceso de primarias en el PSOE, cabe destacar como primera conclusión que pase lo que pase Pedro Sánchez ha ganado. El hombre que sobre sus hombros soporta los dos peores resultados electorales de la historia del socialismo español ha mutado, demostrando ser tan mal candidato a la presidencia del Gobierno como excelente a un proceso de primarias interno donde se ha puesto el traje del populismo más básico para, con tres frases y cuatro ideas, o menos, hacerse fuerte frente al aparato. Desde luego para nada era el escenario pretendido por la presidente Díaz, que amagó tanto y quiso ser nombrada por aclamación de tal modo que ha provocado justo lo contrario y ni los abrazos a una niña con cáncer logran dulcificar su imagen; desde el derrocamiento abrupto y público en aquél comité ha convertido a su oponente en un líder mártir y Sánchez, desde ese mismo momento, no ha hecho más que crecer e ir sumando adeptos hasta situar su aliento en el cogote del aparato para susurrarle el eterno, compañeros, "no es no": lo cual como eslogan es una imbecilidad redundante porque resulta evidente que no es no. Como sí es sí.
Si gana Susana. La pregunta es qué gana. Como parece desde todo punto de vista descartable que lo vaya a hacer por amplia mayoría y, si lo logra, será por cuatro pelos, gana un partido destrozado con enemigo y bicho dentro, que en ningún caso estará por la labor de retirarse ni de hacer como en otras ocasiones eso de agruparse en torno al nuevo liderazgo. Eso no pasará con Sánchez, que intentaría mantener su corriente crítica dentro y hacerle la vida imposible a Susana tal y como ella se lo ha hecho a él en los años que éste fue secretario general… Donde las dan, las toman, opina. Claro que esto lo sabe bien Susana, de hecho es su juego predilecto y lo juega muy bien; por tanto, a pesar de que diga y repita que tras ganar juntará a todo el socialismo para ser la líder, o la madre que bajo su manto a todos cubre, a nadie se le escapa que a esa parte del socialismo lo juntará probablemente frente al paredón de fusilamiento, solo que son muchos. Demasiados. Retirarlos a todos es una sangría que terminaría aniquilando a todo el partido, por lo cual lo razonable sería realizar algún corte de testa por guillotina controlado e intentar integrar a los demás con cargos menores mientras se hace con el control completo del partido.
En medio, Andalucía, de la cual es presidente. Y necesita del cargo hasta que se vislumbre cuándo se inicia el siguiente ciclo electoral; le viene muy bien en este sentido la escandalera por corrupción que tiene montada el PP porque ante ella lo probable es que no precipite elecciones, los chicos de Rajoy no están ahora en condiciones de preguntarle al amable votante por sus preferencias políticas. El CIS ya apunta una corriente nacional, y probablemente local, de caída de PP y Podemos y repunte de PSOE y Ciudadanos. En todo caso, entre Susana, Pedro, Rajoy o Iglesias no es descartable que hasta aquí a día de hoy ganase Macron, que demuestra que siendo bien parecido y hablado, joven, educado y limpio no es imprescindible tener un partido detrás. Lo cual es...
Si gana Pedro. Está completamente convencido de que lo hará y no es pose. De verse solo, repudiado y arrinconado en la última fila del Congreso, dimitido y con la palabra retirada por prácticamente todos, alguien lo ha hecho muy mal, pero que muy mal, para que hoy esté disfrutando tanto y viéndose de nuevo en debates frente a Rajoy. Si en el recuento de avales se quita Andalucía, le gana a Díaz por 11.492 votos y eso es haberle dado un baño en el resto de España sabiendo que el territorio andaluz lo tenía prácticamente perdido; pero es que en Andalucía, feudo de su rival, ha sacado 8.818 avales y eso es, de largo, mucho siendo como es para él territorio muy hostil.
Si gana lo hace un modelo de partido distinto al hasta hoy conocido, que asusta a la mayoría, que atrapa e intriga a otros como lo hace el salto al vacío y que, en todo caso, representa algo distinto a lo que ha venido proponiendo la sigla en la última década y que tan malos resultados les está dando y Francia, se opina, es un espejo donde mirarse. Lo inquietante es que esta propuesta nueva parta, hay que insistir porque no es detalle menor, del responsable de los peores resultados de la historia de la marca; claro que dirá que estos se produjeron fruto de la controversia interna, de la coyuntura general, de la irrupción de Podemos... Aunque hasta él sabe que eso no le exime de responsabilidad y en política hay una máxima, o había, y es que cuando un candidato saca un mal resultado, se va, o le van. En todo caso, si gana su primer objetivo será reubicar a Susana Díaz y convertir sus 8.818 avales andaluces en un ejército para derrocarla, del poder y de la Junta. Hay quien iluso opina que si pierde Díaz ella y los suyos se harán fuertes Despeñaperros abajo, ahondando trincheras y resistiendo... Memeces. Si pierde hasta Susana sabe lo que hay, por no decir que habrá que ver cómo reaccionaría el electorado andaluz frente a la perdedora de estas primarias en unos próximos comicios. Por no decir cómo resultarían los próximos congresos para elegir secretario general en Andalucía, Sevilla, Cádiz...
La casa. A Díaz su equipo de asesores debe indicarle ahora que ataque, que mejore complicidades. De hecho quiso desayunar con el equipo de periodistas que siguen este proceso a la mañana siguiente del recuento de avales, pero casi nadie estaba por la labor y tuvo que suspenderlo. Sus relaciones con la prensa, desde luego, son muy mejorables y llama la atención que de cada diez crónicas políticas que sobre ella se escribe, nueve, o diez, son negativas. Y eso va a ser por algo.
¿Habrá ataques en el debate del próximo lunes? Deben medir eso con cuidado, de lo contario la imagen que trasladarán será funesta; Patxi López puede ser clave porque es la tercera vía que le hace el juego al poder para sumar el máximo y terminar integrándose en la ejecutiva resultante. Susana apelará al miedo que deben tener al día después si Sánchez gana y en qué convertirá al PSOE, mientras que Sánchez se reivindicará como socialismo puro frente a la derecha y confiará en que los que han avalado pelín forzados no vayan a votar -es domingo finales de mayo, calor, e igual a parte de los que nos le va el sueldo en ello tienen mejor plan que meditar entre Pedro y Susana...-. Por lo cual, todos comprometiendo y buscando votos hasta en el último rincón de la casa del pueblo.
Una casa hecha leonera. Están los fieles de uno y otro y un tercer grupo compuesto por desengañados y hartos de tanta bronca interna y, además, por los sospechosos, que son aquellos que aún avalando la mirada la tienen perdida en el infinito o más allá. De hecho, no falta quien señala, bajito, porque el asesor personal de este o aquella está con el otro, el conductor de esta con el de más allá o la secretaria del otro, con este y ante lo cual, indican, ¿ves? Peleas dentro de la casa del pueblo y entre familias y dentro de cada familia, peleas. Eso ha sido siempre el PSOE. Eso es. Solo que parece que algo ha cambiado porque siempre hubo reagrupación posterior y no parece que esta vez sea posible porque ahora se debaten liderazgos y modelos para frenar una caída electoral que viene de lejos. El PSOE pierde y lo hace por mucho pese a que enfrente tiene la corrupción constante del PP y, pese a ello, no es aventurado pensar que con el pobre ideario político y tanta guerra con que ahora afronta este nuevo proceso regenerativo afrontará un día después entre nublado y gris.
Bomarzo
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