Tras la aprobación del Cabildo General Extraordinario de 22 de septiembre de 2023, y tras superar todos los
trámites, informes favorables y permisos administrativos pertinentes, el pasado lunes, 9 de septiembre, comenzaron las obras de restauración y conservación integral del icónico
retablo cerámico de Nuestra Señora de la Soledad, situado en la fachada principal de la sede canónica,
la Iglesia Conventual de San Buenaventura, en la calle Carlos Cañal.
Valorado por la mayoría de los especialistas como el más hermoso retablo colocado por una Hermandad sevillana en la fachada de su sede canónica, fue la última
gran obra del insigne ceramista D. Enrique Orce Mármol, que por su complejidad y virtuosismo técnico se considera como un resumen de su valor como artista,
único en el ámbito de la cerámica de nuestra ciudad.
La obra, gestada en 1951 para conmemorar
los cien años de la incorporación de Nuestra Señora de la Soledad a la entonces Hermandad de la Santa Cruz, fundada en 1656, contó con la iniciativa e impulso de D. Enrique Piñal de Castilla y Márquez, quien
ostentaba el cargo de Hermano Mayor de la Hermandad. Gracias a su compromiso y su papel como mecenas, tras innumerables bocetos y proyectos, el retablo fue finalmente
presentado y bendecido el 4 de abril de 1952, Viernes de Dolores, pocos meses antes del fallecimiento de D. Enrique Orce.
La mayor parte de los daños que presenta el retablo responde a la acción continuada de los
agentes ambientales al ser un bien expuesto a la intemperie. No obstante, se han encontrado lesiones muy puntuales que obedecen a acciones humanas, como operaciones de mantenimiento y arreglos, en las que no se emplearon materiales compatibles, por lo que han
terminado generando un mayor daño.
La humedad es el principal causante de su degradación. Por capilaridad asciende por el muro que le sirve de soporte y actúa sobre todo en los morteros de unión y agarre, provocando descohesión hasta el punto de
desaparecer y ocasionar pérdidas. En contacto directo por el agua de lluvia, la acción de la humedad aumenta y se agrava, repercutiendo en la estabilidad de las piezas y del su vidriado. En este punto es cuando comienzan a producirse pequeñas pérdidas de morteros de unión por las que penetra el agua y la humedad, lo que a su vez provoca la
apertura de pequeñas fisuras, grietas, quebrantamiento de la superficie vítrea y fragmentación de piezas con el consecuente desprendimiento, lo que supone una pérdida de material original irreversible.
Entre las
patologías más destacadas encontramos:
- Suciedad.
- Presencia de añadidos incompatibles.
- Pérdida de material en las uniones y juntas.
- Fragmentaciones.
- Lagunas.
A nivel constructivo y de soporte, se
advierten los siguientes síntomas:
- Mortero disgregado.
- Descohesión entre el mortero y la fábrica.
Los trabajos continúan a buen ritmo y se espera que en los próximos meses
se vuelva a colocar las partes faltantes de dicho retablo para eliminar todos los problemas que han ocurrido.