Harrison Ford, que nunca ha sido muy amigo de los periodistas, protagoniza Morning Glory, una comedia sobre la preparación de un matinal televisivo.
El actor Harrison Ford, que nunca ha sido muy amigo de los periodistas, protagoniza Morning Glory, una comedia sobre la preparación de un matinal televisivo que presentó ayer en una rueda de prensa en Madrid donde su apatía empató con las preguntas de los periodistas.
Vestido con traje azul y todavía con porte de galán a sus 68 años, el protagonista de dos de las sagas más multimillonarias de la historia del cine (Indiana Jones y Star Wars) regresa al humor a costa del camino hacia el sensacionalismo en el periodismo.
Pero, a pesar de las airadas reacciones de algunos periodistas ante el mensaje de Morning Glory –en la que comparte pantalla con Rachel McAddams y Diane Keaton–, la rueda de prensa dio la razón a tan desalentador filme.
Con su habitual gesto impávido y hablando para esa camisa azul claro, Ford estuvo más bien soso y no quiso explayarse demasiado sobre las cuestiones relativas al filme, pero aguantó por otra parte el chaparrón de alguna reportera que le declaró su amor o incluso ante una pregunta sobre la ley Sinde.
Sobre esta última cuestión reaccionó con la lógica incredulidad, aunque aún pudo decir: “Siempre estaré a favor de la protección de los derechos de autor”, después de que el traductor le contextualizara un poco la cuestión comentada.
Ford interpreta en Morning Glory, dirigida por Roger Michell (experto en comedias románticas como Notting Hill), a un periodista de prestigio que es condenado por su cadena a presentar junto a Diane Keaton un programa matinal en el que se recorren los mejores vídeos de internet o unas recetas prácticas para el día a día.