“La teoría de los autómatas” (Hiperión. Madrid, 2018) Premio “Valencia Nova” de la Institució Alfons el Magnánim, es el segundo poemario de Estefanía Cabello. Esta cordobesa del 93, galardonada hace poco más de un año con el Premio internacional de poesía Joven Gloria Fuertes por “13 segundos para escapar”, refrenda con esta nueva entrega una voz estimulante y sugeridora.
Nueva York, Ciudad de México y Guadalajara, Gales, Marruecos, Varsovia…, han sido los variados escenarios por donde Estefanía Cabello ha ido posando y paseado su mirada. Y desde ese caleidoscopio de vastos territorios y diversos protagonistas se nutre ahora su versoelástico y visionario: “Si hablo, hablo desde un reino que no conozco,/ la vida toma cuerpo en mi lugar,/ no soy más que estos limites/ y un pedazo de tierra bañada por una luz antigua;/ la dirección que conduce a mi casa,/ un par de números más,/ un puñado de dígitos”. El yo lírico apuesta por desprenderse -casi- de su humana condición y silenciar los gestos que los distinguen como tal. Hacer de lo cotidiano una vívida ensoñación, un quimérico afán, pareciera ser su anhelo: “Es mejor no hablar, no saber,/ fundirse con el grito del aire/ respirar hasta volverse cometa de piel/ tener insomnio y besar la luna/ y las piedras del río, mejor así,/ sonreír en la arena, cerrar los ojos,/ entregarse a soñar en estas pálidas costas,/ consagrarse desde aquí, y en silencio,/ uno a uno,/ con todos los dioses”.
La identidad del ayer y su mudanza hacia el mañana se convierten también en temática principal de estos versos. Para la autora, no es posible volver el corazón al pasado, pero tampoco es válido dejarse cautivar por la incertidumbre de lo venidero. Los párpados que se abren calladoshacia nuevos horizontes prenden de manera distinta la duración de lo vivido: “Crecer no es aprendera despedirse,/ crecer es mirar a los ojos de alguien/ y reconocer todo el tiempo que has ganado”. Lo empírico suma de manera lógica la interrelación entre lo pretérito y lo futuro y descubre las huellas que signaron la acordanza. Sin embargo, aquellos espacios, aquellos días, horas.., han conformado un alma diferente, distante, que hace al propio sujeto poético redefinirse: “Soy fría como un témpano,/ como el viento del norteque vuelve/ dorados a los árboles y a los niños impetuosos./ Soy fría y cruel, eso repiten mis amantes”. Para luego añadir: “Soy una autómata del sigo XXI (…) Si amo, amo sola,/ no me gusta sentir mi cuerpo en una urna/ de palabras y juegos de azar”.
Dividido en tres apartados, “Cámara”, “La teoría de los autómatas” y “No hay más espacio para el corazón.
Data error”, el volumen viene unido por el hilo grueso de la actual desconexión emocional, por esa ausencia de emotividad que llega a hacer de lo amante o lo doliente una vana contradicción: “¿Cuántas escaleras mas hacen falta/ para ahuyentar los temores, cuántos templos,/ cuántas formas nuevas de comunicación?”.
Estefanía Cabello ha vertebrado, en suma, un libro de hondas reflexiones en donde su conciencia trasciende la naturaleza humana. Con un verso latidor, desnudado de artificios, dibuja respuestas plenas de verdad, preguntas muy profundas y tan complejas de contestar como la vida misma: “¿Cuántos siglos más han de estrenarse/ para que no exista miedo en el corazón de los hombres”?