"Para satisfacer a sus electores toman medidas absurdas, cerrando centros comerciales. Algunos quieren cerrar iglesia, el último refugio de las personas", dice
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, criticó este viernes la recomendación de algunos estados de suspender las misas y los cultos evangélicos y cerrar los centros comerciales para frenar el avance del coronavirus.
"Para satisfacer a sus electores toman medidas absurdas, cerrando centros comerciales. Algunos quieren cerrar iglesia, el último refugio de las personas", señaló Bolsonaro, sin citar nombres.
Sus declaraciones, no obstante, fue una crítica velada a los gobernadores de Sao Paulo, Joao Doria, y el de Río de Janeiro, Wilson Witzel, adversarios políticos y quienes en los últimos días han tomado diversas medidas para controlar la pandemia en Brasil.
Witzel pidió prohibir el transporte de pasajeros desde Río a otros estados por vía terrestre y área, mientras que Doria, a quien Bolsonaro calificó de "enemigo", recomendó el cierre de centros comerciales en el estado más poblado de Brasil y la celebración de cultos y misas sin público.
Bolsonaro, católico de formación pero fue bautizado en 2016 como evangélico en el Río Jordán, recalcó que deben de ser los padres o pastores quienes decidan cómo proceder durante las misas y los cultos y evitar aglomeraciones.
"El gobernador no puede decir que no puede tener más culto o misa", recalcó.
El jefe de Estado, quien el sábado cumple 65 años, insistió en que no quiere generara "histeria" y "pánico", y recordó que su misión será "estar al lado del pueblo", al justificar su presencia en la manifestación organizada el pasado domingo a favor de su Gobierno y contra el Congreso, por las que ha sido duramente criticado.
"Yo me hice una prueba (de coronavirus) y dio negativa, no contaminé a nadie. Tengo que estar al lado del pueblo brasileño", señaló Bolsonaro.
Brasil contabilizó este viernes 11 muertes y 904 casos, confirmados de coronavirus, lo que supone un 45 % más de casos que el jueves.
Pese al incremento de fallecidos y casos en el país más poblado de Suramérica, Bolsonaro, quien días atrás llegó a calificar la crisis sanitaria de "histeria colectiva", minimizó de nuevo la pandemia y se refirió al coronavirus como una "pequeña gripe".
"Después de la cuchillada, no va a ser una pequeña gripe la que me derribe", afirmó Bolsonaro, al recordar el atentado que sufrió durante la campaña electoral que le llevó al poder.