Una visita que no figuraba en su agenda oficial y que llega en un momento de renovadas tensiones con la República Islámica
El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, se encuentra de viaje a Bruselas para conversar con funcionarios de la Unión Europea (UE) sobre Irán, una visita que no figuraba en su agenda oficial y que llega en un momento de renovadas tensiones con la República Islámica.
En declaraciones a periodistas que viajan con Pompeo, un funcionario del Departamento de Estado explicó que, después de Bruselas, el jefe de la diplomacia estadounidene pondrá rumbo a Rusia.
Pompeo tenía previsto llegar a Moscú este lunes para reunirse con el personal de la embajada de su país en Rusia, conversar con líderes de negocios y antiguos alumnos de un programa de intercambio, así como participar en una ceremonia para honrar a quienes murieron luchando contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Todos esos eventos han sido cancelados para hacer sitio al viaje de Pompeo a Bruselas, desde donde viajará al balneario ruso de Sochi, en el mar Negro.
Como estaba previsto, allí se reunirá con el presidente ruso, Vladímir Putin, y con su homólogo Serguéi Labrov, para abordar varios temas: los desafíos en la relación entre las dos potencias, políticas de control de armamento y la situación en Ucrania, Venezuela, Irán, Siria y Corea del Norte.
La inesperada visita de Pompeo a Bruselas se produce en un momento especialmente delicado para el pacto nuclear suscrito en 2015 por Irán, la Unión Europea (UE), Rusia, China, el Reino Unido, Francia, Alemania y EE.UU., país este último que se retiró del acuerdo de manera unilateral hace un año.
Cuando se cumplía justo un año de la retirada estadounidense, el 8 de mayo, el presidente de Irán, Hasan Rohaní, anunció que daba marcha atrás a algunos compromisos adquiridos por su país en el acuerdo nuclear firmado en Viena en 2015, que tiene por objetivo que la República Islámica no se haga con un arsenal atómico.
Además, Rohaní dio un ultimátum de 60 días al resto de firmantes del acuerdo (Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania) para que garanticen al menos las transacciones bancarias de Irán y sus exportaciones de petróleo.
La UE ha adoptado una serie de medidas para contrarrestar las sanciones que Washington impuso el año pasado a Irán con el objetivo de aislar económicamente al país persa. Sin embargo, esas iniciativas europeas todavía no han sido eficaces.
Con el objetivo de incrementar la presión sobre Irán, el Gobierno de Donald Trump impuso el pasado miércoles sanciones a las exportaciones iraníes de hierro, acero, aluminio y cobre, que se suman a las aplicadas contra numerosos sectores el año pasado, entre ellos el bancario y el petrolero.
Trump abandonó el acuerdo nuclear pese a que el resto de firmantes sigue defendiéndolo y a que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha certificado en catorce ocasiones que Irán cumple con sus compromisos.