Los ministros no pudieron lograr unanimidad en dos de los casi veinte puntos reflejados en el sumario de la reunión
La guerra en Ucrania acentuó las fragilidades geopolíticas del G20 este sábado al término de la primera reunión de ministros de Finanzas en la ciudad india de Bangalore, con el fracaso de los representantes para alcanzar un acuerdo conjunto de grupo debido a desacuerdos en el lenguaje del texto.
Los ministros no pudieron lograr unanimidad en dos de los casi veinte puntos reflejados en el sumario de la reunión, que a falta de acuerdo resumía lo conversado y las diferencias de los últimos dos días.
El primero de ellos el texto para deplorar "en los términos más enérgicos" la agresión de Rusia contra Ucrania y que "exige su retirada total e incondicional del territorio de Ucrania".
El otro punto que fragmentó al grupo fue el deber de "defender el derecho internacional y el sistema multilateral que salvaguarda la paz y la estabilidad", que enmarcan la imposición de sanciones para castigar a Rusia.
Estos párrafos fueron rechazados por China y Rusia, según el sumario.
"A pesar de que hubo lo que ustedes llamarían un no comunicado, o solo una declaración de resultados, todavía creo que hemos logrado un buen progreso al tener a todos los ministros a bordo", dijo en una rueda de prensa la ministra de Finanzas india, Nirmala Sitharaman.
La reunión tuvo lugar durante el primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, y la misma semana que la India se abstuvo en la votación de una resolución en la Asamblea General de Naciones Unidas pidiendo el "cese de hostilidades" en ese país y la retirada de las tropas rusas, que acabó cosechando 141 votos a favor.
Aunque en el sumario no figura objeción de Nueva Delhi, la posición de la India sobre el conflicto fue vista como uno de los impedimentos para que los ministros del G20 terminaran el encuentro con la adopción unánime de una declaración. Hasta ahora, la India, que preside este año el grupo del G20, no ha condenado en solitario la ofensiva rusa.
El primer ministro indio, Narendra Modi, inauguró las reuniones el viernes pasado con un mensaje en video en el que se refirió al momento de hostilidad pero sin referirse a Rusia.
La vicepresidenta del Gobierno de España, Nadia Calviño, había adelantado horas antes en una rueda de prensa, que "las conversaciones se están haciendo más difíciles que en las reuniones previas porque, mientras continúa la guerra algunas de estas posiciones están siendo quizá menos constructivas en estos temas".
"Al mismo tiempo, estamos siendo capaces de progresar", dijo Calviño en Bangalore.
El ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, exigió ayer una condena firme, o de lo contrario anunció que se opondrá a cualquier comunicado conjunto que diluya el rechazo expresado por el grupo en Bali el año pasado.
Por su parte, la secretaria del Tesoro de EE. UU., Janet Yellen, se refirió asimismo a las diferencias con aquellas naciones que no han sido firmes en la condena y el aislamiento de Moscú, unos comentarios considerados también como una alusión a la India y China que han visto aumentar sus relaciones comerciales con Rusia.
Sitharaman habló hoy del aumento de las compras de petróleo a Rusia como decisiones hechas "por el interés nacional que continuarán".
El escenario de hoy recrea las posiciones en G20 el año pasado en la cumbre de Bali en la que, en ausencia de consenso, Indonesia al frente de la presidencia emitió una declaración sumaria con los encuentros y desencuentro de este grupo que ve cada vez mayores dificultades para responder en conjunto.
Con la deuda global superando los 300 billones de dólares, en manos de acreedores públicos y privados, los ministros buscaban también un acuerdo en esta materia y fórmulas para manejar la insolvencia y los problemas de liquidez.
Este es el caso de países como Zambia o Sri Lanka, profundamente endeudados, sin capacidad suficiente para mantener el funcionamiento de sus gobiernos.
Aunque estas negociaciones continuarán en los próximos meses, la ministra india celebró que en este particular se pudo alcanzar acuerdo en el lenguaje para referirse a la crítica situación de varios países y la necesidad de un mecanismo conjunto.
China, el mayor acreedor bilateral, recibe grandes presiones de Estados Unidos para que haga recortes y reestructurar la deuda de las naciones gravemente afectadas, a lo que Pekín responde pidiendo que tanto Washington como los organismos multilaterales asuman también parte de estos compromisos.