Agentes de la Policía Nacional, en el marco de la operación 'Módena', contra el tráfico ilícito de vehículos, desarrollada en la provincia de Málaga, han llevado a cabo un operativo policial en el que han resultado detenidas 14 personas, integrantes de una organización criminal especializada en el robo de vehículos de gama alta para después venderlos despiezados a países del este de Europa.
A esta red se le atribuye su participación en, al menos, 56 delitos de robos en un periodo aproximado de seis meses. Sus integrantes sustraían los vehículos mediante el uso de sofisticados medios técnicos, con los que vulneraban los sistemas de seguridad de los mismos para, posteriormente, ser desguazados y enviados a países de Europa del este.
Habrían causado un perjuicio económico de 3.250.000 euros. Todos ellos serían presuntos responsables de los delitos de robo, pertenencia a organización criminal y falsedad documental, según han informado este miércoles en rueda de prensa.
Los detenidos fueron puestos a disposición judicial, habiéndose decretado prisión preventiva para dos de ellos e ingresando también un tercero sobre el que pesaban dos órdenes de búsqueda e ingreso en prisión por otras causas; todos ellos, considerados los supuestos cabecillas de la organización.
Esta investigación se inició en el mes de marzo, con la detección de un modus operandi similar en la ejecución de varios robos que hacía presumir una misma autoría. Tras diversas gestiones de investigación los autores pudieron ser identificados plenamente. Estas personas integraban una organización ya investigada en el año 2019 por hechos de la misma naturaleza.
Los supuestos cabecillas de la red disponían de los útiles sofisticados para el robo, material que iba desde llaves vírgenes, duplicadores de mandos-llave --que importaban del extranjero--, así como inhibidores de frecuencias y teléfonos vía satélite destinados a dificultar la investigación policial que sobre ellos pudiera recaer.
Una parte de la organización presuntamente se dedicaba a la localización de los vehículos que, posteriormente, y siempre en horario nocturno, serían robados, generalmente, en vía pública. Tras la sustracción eran llevados a "puntos de enfriamiento".
Días después, eran introducidos en alguna de las naves que la organización tenía alquiladas y en las que trabajaban mecánicos profesionales que desmontaban de forma meticulosa y ordenada los vehículos, bien con la intención de volver a ser montados en el país de destino, bien con la intención de vender las piezas del vehículo que eran clasificadas, etiquetadas y empaquetadas.
Las sustracciones de vehículos en su mayor parte eran perpetradas en la provincia de Málaga, fundamentalmente en las localidades de Marbella y Mijas.
Tras la judicialización de la investigación los investigadores pudieron determinar que, tanto el destino de los coches desmontados como el de las piezas empaquetadas era la distribución a nivel internacional. En concreto, en una de las naves registradas se intervino un camión tráiler, de cinco ejes de grandes dimensiones y capacidad de carga, con matrícula ucraniana que albergaba en su interior una multitud de piezas de vehículos de alta gama ya embaladas y catalogadas, cuyo destino era Ucrania. La mercancía iba amparada en facturas falsificadas de distintos desguaces, con sede social en Málaga.
Además, se procedió a la detención de los dos conductores del camión encargados de realizar el transporte trasnacional de las piezas.
Durante los días 17 y 18 de junio se llevaron a cabo cuatro registros domiciliarios y dos registros en las dos naves industriales, todos ellos autorizados judicialmente.
Fruto de los registros efectuados se pudo determinar que una de las naves estaba especializada en el desmontaje de los vehículos de alta gama sustraídos, en concreto de una marca bávara para, posteriormente, volver a montarlos en el país de destino. Así, se intervino una libreta manuscrita con referencias de despiece de varios vehículos, que se correspondían con las marcadas en los embalajes de las piezas.
El otro almacén ocultaba en su interior un taller clandestino, donde los "mecánicos especializados" llevaban a cabo el desguace de los coches y procedían a embalar las piezas que, posteriormente, venderían en el país de recepción. En este almacén la mayoría de las piezas que se identificaron correspondían con coches de otras marcas del segmento de lujo, interviniendo 26 motores.
En ese mismo almacén los agentes también intervinieron dos vehículos en perfecto estado y un tercero que había comenzado a ser desguazado, todos ellos denunciados como sustraídos.