Tiene 27 años, miles de seguidores en sus redes sociales, acaba de lanzar su tercer disco y, desde hace una década, muchos la comparan con la gran Rocío Jurado. Ella es Laura Gallego, ganadora del concurso televisivo Se llama copla, que regresa ahora a los escenarios con su nuevo álbum, Sin Fronteras, dispuesta a reinventar la copla española entremezclándola con música de las Américas.
“Para mí es un completo halago que me comparen con una artista tan grande como lo ha sido Rocío Jurado, y me gustaría seguir su estela profesional, aunque yo no me veo ningún parecido”, dice con ilusión y humildad, sin dejar de expresar su admiración por la diva.
“Quizá en la forma de hablar sí pueda parecerme un poco, porque su pueblo -Chipiona- y el mío -Jerez- estaban muy cerca, pero nada más… Pero eso sí, me parecía una mujer tan poderosa, tan valiente, y con una voz tan grande… ¡Era en su época como la Beyoncé de la nuestra!”, dice en una comparación tan internacional como lo es el disco que presenta.
Lo cierto es que esta joven, nacida en Jerez de la Frontera el 26 de noviembre de 1991, y criada en el pequeño pueblo de Algar, no había llegado a decir ese “mamá, quiero ser artista” ni a imaginarse que terminaría siendo una gran cantante: “Yo no había cantado nunca en mi vida”, confiesa.
Eso sí, también explica que “sí que era, como se dice en Andalucía, muy jaleosa y zalamera”. Relata su relación con la música antes de la fama: “Me gustaba animar las fiestas con mis amigas, cantando en conjunto algunas sevillanas o canciones populares… Pero no me dedicaba a cantar ni lo había hecho nunca delante de nadie”. ¿Y entonces, cómo terminó Laura Gallego convertida en coplera? La respuesta está en la familia: “A mi madre le encantaba el programa de Se llama Copla, así que me presentaron a los casting y yo, que no tenía ni idea de lo qué era todo ese mundo, fui pensando como canto muy mal, voy para que mi madre vea todo aquello que le hace tanta ilusión y luego me vuelvo para mi casa”.
Sin embargo, eso último nunca sucedió: “Y resulta que me eligieron: Pasé el siguiente casting, y el siguiente… Estuve nueve meses en el concurso, y lo gané. Y así fue como, sin comerlo ni beberlo, me cambió la vida de repente”, recuerda la artista, que entonces tenía 16 años.
Después de eso su mundo no volvió a ser el mismo: “De estar en mi pueblo, en el instituto, con mis amigas y mi familia… A meterme en la ciudad, que para mí Sevilla, siendo yo de un pueblo pequeñito… Estaba muy perdida”.
“Es que… ¡Me sentía como Babe, el Cerdito Valiente en la Ciudad! Para mí, fue como irme a Hollywood directamente”, se atreve a confesar, comparándose con el protagonista animal de las películas infantiles.
Encontrando su lugar
Y así, perdida en la gran ciudad, Laura fue encontrando su lugar… E, incluso, abrazando un género musical que, antes de todo aquello, nunca imaginó que disfrutaría de esa forma: “He de confesar que yo no escuchaba copla antes del concurso, pero dentro me fue entrando el gusanillo, me fui enganchando y enganchando… Y ahora me encanta”.
Así, en esa búsqueda de su camino, vinieron sus primeros álbumes de estudio: “Mis dos primeros discos fueron un intento de ubicarme en algo en lo que yo estuviera cómoda. El primero, por serlo, me hizo muchísima ilusión y como era con David de María pues resultó muy pop”, relata, refiriéndose a Castillos de Sal (2013).
“Luego quise volver a mis raíces y me encontré con Paco Cepero (que le ha compuesto a Isabel Pantoja, Rocío Jurado y muchas de las folclóricas), y, aunque salió un disco que me gustó mucho, tampoco me sentía del todo identificada”, añade respecto al álbum Vintage (2016).
Pero ahora, en el décimo aniversario de su triunfo televisivo, Laura regresa reinventando el género que la vio nacer: “Hemos sacado la Copla Fusión”, explica en alusión a la peculiar mezcla cultural y musical de su nuevo álbum, Sin fronteras.
Para Gallego, “la copla es un género encasillado en la gente más mayor… Pero esto de ver a una muchacha de 27 años, vestida al estilo hollywoodiense como Rita Hayworth, hace que la gente joven también se esté enganchando”.
¿La razón de este look tan explosivo? De nuevo, la identidad: “A la copla la encasillan siempre en la peineta, la bata de cola, las flores… Pero yo estaba muy incómoda con ese atuendo, me encontraba como disfrazada”, confiesa.
“Me encuentro mucho más cómoda con este estilo. Me gusto y me siento más así, y pega más con el aire del disco, que tiene unos arreglos muy elegantes, como de club de jazz o de película de Hollywood… ”, explica la joven.
Una vez en la vida
¿Y cómo se llega del pop flamenco y la copla tradicional a esta fusión? En su caso, con la misma espontaneidad que la caracteriza comenta: “Me preguntaron por la música que yo venía escuchando en el coche… Y les dije que yo escuchaba desde Rocío Jurado, a Adele y Amy Winehouse, pasando por música negra”.
Y de ahí, de sus gustos personales, nace este trabajo: “Me propusieron entonces hacer algo de ese estilo, pero la verdad, yo solo sé cantar copla.. Por eso decidimos que cantaría como a mí me sale hacer, pero acompañada por esa música más negra. Así salió está fusión… Y me encantó”.
El resultado “son coplas de toda la vida, adaptadas a este nuevo estilo. Excepto una, Cinco Farolas, que es simplemente voz y piano grabados a la vez, completamente en directo y de una sola toma”.
Y es que Gallego “quería que quien escuchase primero el disco, supiera lo que se iba a encontrar después en el directo”, algo que le viene de lejos: “Siempre, en todos mis trabajos, he querido reivindicar la música y las voces reales, porque estamos en una época en la que todo se toca con máquinas”. Pero, además, Laura Gallego y su Sin Fronteras son un trabajo independiente: “Lo estoy sacando completamente sola, he hecho mi propio sello discográfico, he abierto una oficina de management con mi hermano y llevo yo toda mi carrera: Elijo todo, decido todo, pago todo...” explica.
¿Los motivos? “Estuve diez años con managers, y sin ir por dónde yo quería y deseaba, a por mi sueño. Pero ahora hago lo que realmente quiero, y estoy muy contenta”, relata, apoyada en la era digital: “Yo subo mis discos a Spotify, iTunes… Y puedo llegar al público sin necesidad de que ninguna discográfica o manager se lleve todo”.
Y es que, como a muchos otros, internet ha sido clave: “a los artistas las redes sociales nos han dado la vida: yo ahora tengo una forma de comunicarme con todo el que me sigue sin tener que dar ninguna rueda de prensa, de una manera rápida y cómoda”. Eso sí, con miles de seguidores en Instagram (@Lauragallego_oficial) y Twitter (@LGallegoOficial), Laura tuvo que asimilar su altavoz: “al principio me daba miedo meter la pata e influir negativamente a nadie”, confiesa, pero añade: “Ahora yo creo que lo utilizo de forma muy positiva”.
“No entro en temas de política ni nada… Pero, por ejemplo, me encantan los animales, y pienso que hay que echarles un cable porque no tienen cómo comunicarse y defenderse, así que procuro salir con ellos en mi Instagram para concienciar de que hay que cuidarlos bien”, comenta. Eso sí, tampoco se olvida de las personas: “También me gusta concienciar sobre igualdad, sobre los problemas de acoso en los colegios, la homofobia…” y es que, según Gallego, “hay mucha crueldad”.
Por eso, ella quiere aportar su granito de arena: “Especialmente con la gente joven, que es la que más me sigue y con la que quiero compartir esa idea de normalizar las cosas para que dejemos de estar tan atrasados en algunos aspectos”.
Saltar a América
A lo largo de estos diez años de carrera, Laura ha compartido escenario con artistas de la talla de Falete, Rafael Amargo o Chiquetete. Como ella misma relata: “Cuando bailaba La Macarena en el colegio, no me imaginaba que terminaría cantando con Los del Río. Pero lo hice”. Sin embargo, preguntada sobre otros artistas de talla internacional junto a los que le gustaría actuar, su sinceridad la lleva a una curiosa confesión: “Cuando admiro mucho a un artista, me da miedo cantar con él… ¡Porque me pongo muy nerviosa!”, explica.
Y, espontánea y natural, pone algunos ejemplos: “Me gusta muchísimo Niña Pastori, pero creo que me temblarían las piernas si tuviera que cantar con ella. Y Adele me apasiona, pero ¿cómo le canto yo a Adele?”, se pregunta.
No obstante, sí que tiene entre sus sueños actuar en América Latina y Estados Unidos: “Me encantaría cruzar el Atlántico, por algo mi disco se llama Sin Fronteras. Me gustaría que la música tradicional española, la copla, traspasara fronteras… Ya que he pretendido mezclar, justamente, una voz de este lado del charco y una música del otro”.
Pero mientras eso llega, Laura no piensa parar: “lo importante es que a mí me encanta cantar y eso es lo que estoy haciendo siempre… En Navidad hago villancicos, en Semana Santa soy saetera y hago espectáculos cofrades… Me voy adaptando a lo que viene, pero siempre cantando” explica.
De momento, pueden disfrutar de sus conciertos en España y esperemos que, más adelante, llegue a cruzar esas fronteras que en su disco no existen para que puedan escucharla también al otro lado del mar.