Pronunciar la palabra Europa y venírseme a la cabeza una cancioncilla que cantábamos en los recreos: “¿Para qué nos quiere Europa, qué miedo da cuando llama? Para ajustarnos las cuentas… Las cuentasestán ajustastadas, se nos prometió en campaña.” Bueno, igual, igual no es pero viene a ser lo mismo, es mandarnos llamar Europa y entrarnos la angustia.
Después del Brexit hacen publirreportajes de lo estupendo que es estar en Europa, lo malo es que se están haciendo cuando hay dudas de que sea tan ideal. Deben encargarle la campaña a los que llevan el marketing delas rebajas del Corte Inglés. Consiguen hacerte creer que en ellas se te están regalando los artículos, que ni ganan dinero.Así seguiríamos con la ilusión de que Europa da sin recibir, que somos hijos de su caridad. Europa no es el país de las maravillas que soñamos y no somos ni Alicia, más bien el grupo del sur: Grecia, Italia, España y Portugal somos tratados como conejos cogidos por el cuello. No alcanzo a entender por qué, porque si aprietas demasiado, lo único que consigues es un conejo muerto. Si los socios ricos no se beneficiaran de nuestra presencia no estaríamos dentro, no nos vayamos a engañar.El líder del capitalismo, Obama, ha declarado en prensa que él en EEUU ha hecho exactamente lo contrario de lo que Europa nos ha impuesto y ha sacado a su país de la crisis.
Nuestro, en funciones, presidente, ha dicho que no nos va a recortar más, pero el temor no pasa, porque estar en funciones no es funcionar como presidente sólidamente asentado. Pienso en la vecina que después de superar un tumor, le ha aparecido otro en el cerebro y no puede recibir tratamiento hasta que la vea el neurocirujano, lleva tres meses de espera y ahí está, esperando todavía, pasando noches en vela.
Un botón de cómo funciona nuestro sistema de salud, cuando los mismos profesionales que conoces te confían: “por nada del mundo te pongas enfermo en verano, que el personal está de vacaciones y la plantilla es mínima. Además urgencias ni pisarla que están regentadas por médicos novatos.” Nunca nos ha consolado tanto tener salud, ni en navidad, como cuando nuestro sistema sanitario, modélico antes de la crisis, deja morir a la gente de hepatitis antes de pagar sus medicinas.
Las siete plagas han caído ya sobre los que compraron su única vivienda en la burbuja del ladrillo y perdieron su empleo en la crisis. Los que se han enriquecido con ella rezan por tres crisis más y escapan olímpicamente del sistema fiscal. Europa, qué quiere Europa, que tanto nos amenaza.