El Gobierno local no parece dispuesto a perder más tiempo respecto al que vendió cómo uno de sus proyectos estrella para la presente legislatura, cual era la construcción de una terminal de autobuses en la plaza Esteve.
En vista de que en estos últimos meses no se han acercado posturas con los comerciantes que se verían afectados por esta medida, todo apunta a que el Consistorio apostará finalmente por desarrollar el proyecto tal y como había previsto, esto es, procediendo al derribo del edificio que hasta hace unos meses fue sede de la Delegación municipal de Medio Ambiente.
Eso fue al menos lo que ayer admitió la alcaldesa, María José García-Pelayo, que reconoció que los técnicos municipales están ya “valorando y midiendo los metros” de los locales afectados para, llegado el caso, indemnizar a sus propietarios y arrendatarios.
“La posición más clara que tiene Urbanismo es demoler el edificio e ir al proyecto que se trasladó en su origen”, explicó la regidora. Como se recordará, ese proyecto tenía como objetivo eliminar esa construcción para permitir el acceso del mayor número de autobuses posibles, contemplándose además la construcción de una serie de cubos acristalados a los que serían trasladados los comercios afectados. “Todo esto podía haber sido mucho más rápido; pero cuando hay propietarios, arrendatarios y negocios abiertos todo es más lento y difícil. Pero ahora mismo, la posición que se baraja en la Delegación de Urbanismo es la del derribo”, zanjó.