Las primarias

Publicado: 17/06/2021
Autor

Luis Eduardo Siles

Luis Eduardo Siles es periodista y escritor. Exdirector de informativos de Cadena Ser en Huelva y Odiel Información. Autor de 4 libros.

La escritura perpetua

Es un homenaje a la pasión por escribir. A través de temas culturales, cada artículo trata de formular una lectura de la vida y la política

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Susana Díaz representa el establischment del socialismo infrarrojo, el Wall Street andalusí de burocracia y pesebre, el PSOE derechón
Susana Díaz representa el establischment del socialismo infrarrojo, el Wall Street andalusí de burocracia y pesebre, el PSOE derechón y zarzuelero -de Palacio de La Zarzuela no de género chico- que encarnó ‘el señor Glez’, que sigue siendo el político más inteligente de España pese a sus conferencias conservadoras que parecen surgir de una ‘bodeguiya’ de ultratumba. Susana Díaz perdió las primarias contra Sánchez en 2017, la Junta de Andalucía en 2019, y este fin de semana las primarias frente a Juan Espadas, por lo que se apunta a perder como a veces hace el Betis, su equipo, aunque ella lo recubra con supuestos golpes de carácter, que no son otra cosa que el veneno que respiró durante su juventud en algunas Casas del Pueblo, donde a veces la intriga se disfraza de compañerismo y abunda más la ambición que el talento. Los cesarismos como el de Díaz no sólo hacen a sus hombres y mujeres, sino que luego los desgastan y dejan sin ideas, como ha ocurrido con José Fiscal, excelente persona durante su juventud en ‘La Voz de Huelva’, pero que ahora, para reinventarse, deberá acudir a un sanatorio o al confesionario de la iglesia onubense de la Concepción, a fin de reencontrarse con el joven que era sentado en la grada del viejo Colombino viendo jugar al Recre de Joaquín Caparrós.  

Peor remedio tiene Verónica Pérez, sobre todo tras aquel episodio de 2016 en la puerta de la madrileña sede socialista de Ferraz, cuando, tras el golpe de estado contra Pedro Sánchez, en el quizás acto más oscuro en la historia del viejo partido, Verónica, decíamos, llegó, cogió y dijo, según relato de Los Morancos en el Nuevo Teatro Apolo de Madrid, “yo zoy la autoridá, yo zoy la autoridá”. Verónica, sí, a quien esos cómicos llamaban en el show “media verónica”, para que el público se mofara de su estura por los 20 euros de entrada que habían pagado. Y ahora Susana Díaz se aferra a su cargo de secretaria general del PSOE-A, para que le sirva de parapeto del diluvio, porque, como a veces ha vestido la mantilla, quizás aguarde que Dios tenga con ella la piedad que no va a tener Pedro Sánchez. Díaz recibirá, y lo sabe, el pago a cuchillo que Clint Eastwood reflejó en la película ‘Sin Perdón’, y que tanto y tan cruelmente ha prodigado Susana Díaz –los tertulianos, en Madrid, la siguen llamando Díez, porque allí siempre pintó poco- desde su política burocrática de derechas.  Juan Espadas ha ganado, entre otras cosas, por lo que un buen socialista confesó hace muchos años a Francisco Umbral: “Queremos a estos, pero otros”. Pues eso.

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