Fue en 1964 cuando La Celulosa, en la actualidad Grupo Ence, abrió sus instalaciones de producción de pasta de papel en Huelva, 50 años de fructífera actividad industrial que hoy, debido a cuestiones económicas, ya no son más que historia.
Levantada en el límite municipal entre Huelva y San Juan del Puerto, la fábrica ha sido una seña de identidad para la capital y ver sus instalaciones desde la carretera y percibir ese olor tan característico -como a coliflor- que generaba su actividad era signo de la proximidad de la ciudad.
Y, además de una seña de identidad, todo un motor económico no sólo para la ciudad, sino para toda la provincia, ya que no sólo ha generado cerca de 300 puestos de trabajo directos de calidad, sino más de 2.500 indirectos en el sector silvícola y forestal.
Hasta finales de la primera década de este siglo XXI nadie podía presagiar el negro futuro que esperaba a estas instalaciones en apenas tres años, ya que entonces la compañía anunciaba inversiones y excelentes cuentas de resultados.
En el año 2011 se batió el récord de producción de celulosa con 110.000 toneladas, al tiempo que se construía en el mismo complejo industrial la mayor planta de biomasa de Europa.
Sin embargo, a principios de 2013 la compañía comunicó la presentación de un ERE que afectaba a 144 trabajadores en toda España, 50 de ellos de Huelva, para "compensar las reformas energéticas aprobadas por el Gobierno".
Esta crisis, que lograron solventar ambas partes con un acuerdo, fue el presagio de lo que el tiempo ha deparado a las instalaciones onubenses, su cierre, que es lo que implica el fin del cese de la actividad.
El 4 de septiembre la compañía, a través de un comunicado a los medios y un escrito al comité de empresa, informaba por sorpresa de su decisión de cese de actividad de la planta y de la transformación de complejo industrial en un centro de generación de energía renovable como consecuencia de "su ineficiencia de costes y falta de madera local, paliada hasta el año pasado por las primas a la cogeneración que la reforma energética ha reducido de forma importante".
La reacción no se hizo esperar, y trabajadores, administraciones y partidos políticos mostraron su rechazo a estas intenciones y apostaron por el mantenimiento de la actividad industrial y el empleo, llegando incluso el comité de empresa a recabar el apoyo de la ministra de Empleo, la onubense Fátima Báñez, y del consejero de Economía, de la Junta de Andalucía, José Sánchez Maldonado.
No han sido pocos los que han corresponsabilizado al Gobierno de esta situación al haber facilitado a la empresa su decisión con reformas como la laboral o la energética.
Manifestaciones multitudinarias por las calles de Huelva, protestas ante el Parlamento y sedes institucionales y la propia factoría y un mes de negociación entre comité y empresa no han servido para evitar el cierre.
Ence se ha mantenido firme en su postura, llegando a calificar de "faltas de rigor y seriedad" las propuestas planteadas por el comité, y ha logrado su objetivo alcanzando "in extremis" un acuerdo con el comité por el que 60 de ellos se quedarán en las instalaciones de Huelva y el resto serán recolocados o podrán acogerse a indemnizaciones a razón de 45 días por año trabajado.
Un acuerdo que supone "lo menos malo", porque además la empresa vincula una bolsa de empleo a la posible futura creación de 193 puestos de trabajo industriales, logísticos y forestales, mediante la transformación de sus plantas de cogeneración en una planta de energía con biomasa, que durante el período de construcción, estimado en 24 meses, podría ser una alternativa de recolocación temporal para hasta 100 trabajadores.
Con este acuerdo, ratificado ayer por la plantilla de la factoría onubense, se pone fin a 50 años de producción de celulosa, a 50 años de fructífera actividad industrial que ha dado empleo a miles de onubenses que ahora ven con añoranza, desconsuelo, rabia y resignación como en apenas dos meses todo su futuro se ha teñido de negro.