Cuando pensamos en el trabajo que desempeña un veterinario, instantáneamente lo asociamos al cuidado y tratamiento de nuestras mascotas y animales. Pero el ámbito de actuación de estos profesionales es mucho más amplia. Están presentes, aunque a priori nos pueda sorprender, en los centros de salud públicos. Para conocer más sobre este aspecto, el Rotary Club de Estepona ha organizado para este jueves 13 de junio, a las 20:00 horas en el Hotel Kempinski de Estepona, una conferencia a cargo de Eugenio Moltó, veterinario adscrito al centro de salud de nuestro municipio. Hemos hablado con él para que nos avance algunos de los puntos que abordará en su próxima ponencia.
- Me imagino que cuando cuenta que es veterinario y trabaja en el centro de salud muchos se sorprenderán de la existencia de este perfil en nuestros ambulatorios. ¿Cuál es el papel de un veterinario en un centro de salud público?
- Todo el mundo asocia fácilmente la figura del veterinario con el médico de animales, pero mucha gente desconoce la figura del Veterinario de Salud Pública. Pertenecemos a la Unidad de Protección de la Salud del Servicio Andaluz de Salud (S.A.S.) y formamos parte del Cuerpo Superior Facultativo de Instituciones Sanitarias de la Junta de Andalucía, compuesto por Veterinarios y Farmacéuticos. El concepto es integrar la prevención y la asistencia, de modo que todas nuestras acciones van encaminadas a evitar que las personas enfermen. Podríamos decir que trabajamos para que la gente no se ponga enferma por aquello que come o bebe. Fundamentalmente nuestro trabajo es el control alimentario. Si tenemos en cuenta que gran parte de los alimentos son de origen animal (carne, leche, pescado, huevos) es más fácil imaginarse al primer veterinario que trabajó en un matadero, conociendo la anatomía, fisiología y patologías de los animales y controlando que los productos que se liberan al consumo humano salgan libres de enfermedades que puedan transmitirse a las personas. De ahí arranca un historial que se extiende a toda la industria alimentaria, desde la producción al consumo. Podríamos recordar las crisis de las vacas locas, o el fraude de la carne de caballo, de mayor actualidad.
También intervenimos en las zoonosis transmisibles, como por ejemplo el control de la rabia en los animales. La península está libre de esta terrible enfermedad, pero siempre tenemos el riesgo de casos importados, dada nuestra proximidad al norte de Africa y ser un país receptor de turismo, al que vienen personas con animales procedentes de países con rabia. Todos los años se dan casos en Ceuta y Melilla. El año pasado pasó por España desde Marruecos a Holanda un animal rabioso y hace unos días se ha dado el caso de un perro rabioso en Toledo que ha mordido a tres niños y a otros animales, cuya procedencia se desconoce. Por ello nunca bajamos la guardia y ponemos en observación a todos los animales que muerden y comprobamos su vacunación antirrábica. A estos dos pilares fundamentales le acompañan una labor de educación para la salud en la que cabría encuadrar, por ejemplo, esta entrevista.
-¿Cómo surgió su interés por esta rama específica?
Mi padre era Veterinario Titular y ejercía la profesión en sus facetas clínica (en aquellos años fundamentalmente en animales de abasto) y de Salud Pública y desde pequeño pude ver el desarrollo de las distintas ramas de la profesión. Me decidí a estudiar Veterinaria y en el desarrollo de la carrera me interesó más ésta que la clínica. La sensación de utilidad a la sociedad es bastante gratificante cuando piensas que por tu labor mucha gente deja de ir a un hospital porque no se ha puesto enferma. Un ejemplo real, llegar a un restaurante en el que habido una intoxicación alimentaria con cuarenta personas hospitalizadas, localizar el alimento que lo ha originado y quitar de la venta otras cuarenta raciones.
- Para que nos hagamos una idea, ¿cómo es su día a día en el trabajo?
Fundamentalmente hacemos Inspecciones de Control Oficial y Auditorías en los establecimientos alimentarios: lonjas de pescado, industrias alimentarias, carnicerías, pescaderías, restaurantes, bares, supermercados, comedores escolares, etc. También tenemos un programa de toma de muestras de alimentos aleatorias, que se envían al laboratorio para determinar el nivel de determinados parámetros en los alimentos, como metales pesados, aditivos no permitidos, niveles de contaminación, etc. En tercer lugar, tenemos un sistema de alerta a nivel europeo, a través del cual, cuando se detecta que algún alimento no tiene las condiciones óptimas de salubridad para su consumo, por fallos en la producción o en la conservación, procedemos a su retirada del mercado. Otra de las tareas diarias consiste en la observación de los animales mordedores que comenté antes.
- El control alimentario desde la polémica de la presencia de carne de caballo en ciertos alimentos procesados ha aumentado el interés de la sociedad en conocer qué comemos. En este sentido, ¿en Estepona podemos sentirnos seguros? ¿Se producen muchas alertas?
En Estepona podemos sentirnos seguros, nuestro equipo está formado por tres veterinarios y dos farmacéuticas, que se encargan del control de la Legionella, del agua de consumo, de las aguas de baño y de las industrias alimentarias que no son de origen animal (aceite, vino, agua), de las industrias de productos químicos, de productos cosméticos. Esta otra parte del equipo daría para otra entrevista.
- El próximo día 13 ofrece una conferencia en el marco de las ponencias organizadas regularmente por Rotary Club de Estepona, ¿cuál será el objetivo de su charla?
Me encanta la divulgación, estoy dispuesto siempre que hay un grupo de amigos dispuesto a escucharme. El objetivo de la reunión de este jueves es contar estas funciones con algunas anécdotas y tratando de ser ameno, no de dar ninguna clase magistral.