Pedro Duque ha estado al frente de la cartera de Ciencia e Innovación tres años, durante los que se ganó la confianza del sector por su esfuerzo en dar peso a su cartera, aunque el proyecto de reforma de la Ley de Ciencia también le ha valido críticas.

Duque será siempre el ministro astronauta. El primer español en viajar al espacio, con la excepción de Miguel López Alegría, de la Nasa, nacido en Madrid, aunque criado en Estados Unidos y que tiene esa nacionalidad.

Del espacio, en el que ha estado dos veces, al despacho de ministro, con el primer gobierno de Pedro Sánchez, en junio de 2018, para hacerse cargo de Ciencia, Innovación y Universidades, y renovó en 2020, aunque perdiendo las competencias de Universidades, que pasaron a manos de Manuel Castell.

Nacido en Madrid en 1963 e ingeniero aeronáutico, Duque es un firme defensor de la importancia de dotar a la ciencia, la tecnología y la innovación de los recursos adecuados, a través de la investigación, desarrollo e innovación (I+D+I); de fomentar la colaboración público-privada, dar más relevancia al papel de la mujer en la ciencia y de la divulgación científica.

Este año, el Gobierno ha hecho una apuesta por la I+D+I con un aumento de los presupuestos del Ministerio de Ciencia e Innovación de casi el 60%, con 3.232 millones de euros, que incluye la llegada de fondos europeos.

Durante su segunda etapa al frente de la cartera, ha emprendido la reforma de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, que le ha costado la crítica de diversos sectores científicos, al considerar el proyecto insuficiente y que perpetúa la precariedad de los investigadores.

Duque ha presentado también un Pacto por la Ciencia y la Innovación, un documento que ya han firmado más de 70 organizaciones de la ciencia, la universidad, la empresa y los trabajadores.

Este pacto establece aumentos presupuestarios continuados, con el objetivo de alcanzar en 2030 una inversión (pública y privada) del 3 % del PIB en I+D+I.

Hombre dialogante y cercano, el nombre de Duque siempre estará ligado a su carrera de astronauta y nunca ha ocultado que le gustaría poder volver al espacio.

El año pasado tuvo la oportunidad de vincular de nuevo su destino a ese sector, pues presentó su candidatura para director general de la Agencia Espacial Europea (ESA), aunque finalmente el cargo recayó en el austríaco Josef Aschbacher.

Su carrera como astronauta le valió en 1999 el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, junto al estadounidense John Glenn, el ruso Valeri Poliakov y la japonesa Chiaki Mukai.

Duque realizó su bautismo en el espacio en 1998, a bordo del transbordador Discovery (misión STS-95) donde pasó nueve días, en aquella misión él era el astronauta más joven, y John Glenn, que tenía 77 años, el más veterano.

Posteriormente, en 2003 viajó a la Estación Espacial Internacional para realizar la misión Cervantes, durante diez días.

Licenciado en 1986 en Ingeniería Aeronáutica por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), ha trabajado tanto en el sector público como en el privado y ha visto la investigación desde los dos lados, el teórico y el aplicado

Tras licenciarse, empezó a trabajar en el Grupo de Mecánica de Vuelo (GMV) y a finales de ese año se incorporó al grupo de Determinación Orbital del Centro Europeo de Operaciones Espaciales de la ESA, en Alemania.

Pasó a formar parte del cuerpo de astronautas de la ESA en 1992 y realizó su aprendizaje en el Centro Europeo de Astronautas, para recibir más adelante entrenamiento en la Ciudad de la Estrellas de Moscú y en Estados Unidos, en la NASA.

En 2007 presentó a la sociedad Deimos Imaging, una subsidiaria de la compañía canadiense UrtheCast Corp, con un acuerdo de colaboración con el Laboratorio de Teledetección de la Universidad española de Valladolid (LATUV), especializada en satélites de observación terrestre.

Miembro de la Academia Española de Ingeniería, Duque ha recibido multitud de condecoraciones y "honoris causa".