Hoy está prohibido fumar. Es decir, que está más prohibido que nunca, porque está prohibido hacerlo en los cada vez menos lugares y circunstancias en las que no lo está por la ‘Ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco’, que es la nomenclatura técnica de la conocida como ‘Ley Antitabaco’.

Hoy es el día en el que uno no puede fumar ni en su casa, porque no estará bien visto por la parte no fumadora de la casa en la que habita. Hoy es el día en el que el corazón latirá por encima de la frecuencia media cuando el fumador proscrito salga a la puerta de la oficina para echarse el cigarrillo de cada hora y media. Hoy es el día en el que fumar será políticamente incorrecto hasta para quienes han hecho causa ideológica y bandera de libertad de su derecho a fumar. Hoy, 31 de mayo, es el Día Mundial sin Tabaco, institucionalizado desde hace 24 años en los 193 estados del planeta tierra que gozan de reconocimiento internacional y que se integran en la Organización Mundial de la Salud.

Sin posibilidad práctica por tanto de exilio voluntario y efímero, el fumador que objete contra la conmemoración del día debería apostar por un viaje relámpago al territorio de Nagorno-Karabaj, autoproclamado independiente de Azerbaiyán, o al atolón de Palmira, islote deshabitado en medio del Océano Pacífico en el que ni siquiera son de aplicación las restrictivas leyes antitabaco de los Estados Unidos, país al que pertenece.

Si opta en cambio por quedarse en casa, no tendrá otro remedio que atender a los mensajes que hoy llegan desde las autoridades sanitarias y las sociedades científicas, en relación con la primera causa evitable de muerte en España, y que se cobra la vida de más de cinco millones de víctimas al año. Los temas escogidos para la jornada por parte de los impulsores del manifiesto que ocupará buena parte de la atención de la ciudadanía se centren en esta ocasión en la necesidad de aumentar el grado de sensibilización de la población juvenil en relación con el consumo de tabaco, en el incremento del número de mujeres que se inician en el hábito de fumar, o que recaen en el mismo tras haberlo abandonado, o en la conveniencia de la financiación pública para los tratamientos del tabaquismo.

Libros, arte, manzanas...

Los fumadores podrán hoy cambiar sus cigarrillos por piezas de fruta, en algunas de las actividades a pie de calle organizadas por los promotores del manifiesto que pretende movilizar a toda la sociedad contra el tabaco. En otros lugares serán globos, chocolatinas, chicles o caramelos, pero lo cierto es que hoy habrá menos humos y menos colillas en las aceras y en los ceniceros.

Y para aquellos para quienes fumar es un placer, además de recurrir al tango de Félix garzo que popularizara Sara Montiel, también podrán evadirse de una realidad sin humo en la web del Museo del Louvre, en la que puede admirarse en todo su esplendor una de las obras pictóricas que rinde homenaje al vicio del tabaco: los ‘Guardianes fumando’ que firmara Louis Le Nain hace casi cuatrocientos años.

La otra opción, y por aquello de que el tiempo pasa más despacio para los fumadores sin que se mida en caladas, puede ser la novela del que fuera Premio Nadal, Juan Ramón Zaragoza, en la que plantea con el humor con el que deben tomarse este día aquellos que se sientan perseguidos por una sociedad no fumadora en su mayoría, la total desaparición de las plantaciones de tabaco por una enfermedad que afectaría a las cepas. La dimensión económica y social de la tragedia biológica entretienen el equivalente a dos o tres cajetillas, en función de la velocidad lectora y fumadora del lector-fumador.

El caso es que hoy, 31 de mayo, es más práctico leer, contemplar obras de arte, comer manzanas, masticar chicles o tararear un tango, que fumar. Y puede que también lo sea el resto de los días del año.