Las asociaciones de Madariaga, Reyes Católicos y Naval San Carlos irán de la mano para pedir soluciones al Ayuntamiento.
El 17 de mayo de 2007 abría sus puertas la plaza de las Esculturas con el claro objetivo del Gobierno andalucista de convertirse en poco menos que en el museo al aire libre de San Fernando. Sin embargo, tres años más tarde dicho espacio público, que costó 900.000 euros por aquel entonces tras once meses de obras, no sólo no se ha consolidado como sitio de encuentro de la población isleña, sino que se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para los vecinos de Naval San Carlos, Madariaga y Reyes Católicos, que asisten atónitos al estado de deterioro progresivo que padece sin que nadie ponga remedio.
A la falta de mantenimiento que sufre, ya que sólo cada cierto tiempo se limpian los estanques, se unen los actos vandálicos que una noche sí y la otra también se vienen produciendo, ya que se ha convertido en refugio de grupos de jóvenes que se agolpan a sus alrededores y que no tienen reparo en destrozar todo lo que se pone en su paso.
El ejemplo más claro es el que se da con las papeleras, que fueron restituidas no hace demasiado tiempo y que muchas de ellas han sido arrancadas de cuajó o están a punto de desaparecer. Otro de los problemas que se añaden son los numerosos grafitis que semana tras semana han ido poblando la plaza, sobre todo en la pared trasera de la sede social de la Asociación de Vecinos Reyes Católicos.
Lo que de momento van resistiendo son los puentes de madera, aunque a algunos de ellos sí que se le falta algún que otro peldaño.
La iluminación Una situación achacable, según las tres asociaciones de vecinos que padecen el mal estado de las instalaciones, a la falta total de iluminación que sufre la plaza de las Esculturas. Algo cuando menos curioso, sobre todo porque cuando abrió sus puertas era precisamente la iluminación uno de sus grandes atractivos, donde los tonos amarillos se mezclaban el azul que salía de debajo de los bancos gracias a pequeñas lámparas fluorescentes. Pero eso fue los primeros meses, porque luego poco a poco esos focos se fueron apagando hasta la oscuridad total que registra en estos momentos.
Además, la poca o escasa zona ajardinada que tiene tampoco es objeto de un mantenimiento regular, lo que provoca que las grandes ramas de las malas hierbas sobresalgan por encima del resto.
En definitiva, un panorama desolador que preocupa sobremanera a las juntas directivas de las tres asociaciones de vecinos, que ven impasibles como pasan los meses y no parece que haya nadie dispuesto a parar la sangría que poco a poco va sufriendo uno de los proyectos estrellas de la anterior legislatura del PA.
Todos de la mano La situación ha llegado a tal extremo que los tres presidentes de la entidades vecinales Jaime Barrera (Madariaga), Francisco Romero (Reyes Católicos) y Sebastián Gómez (Naval San Carlos) están dispuestos a ir de la mano y plantarse en la Gerencia de Urbanismo a reclamar soluciones inmediatas para la plaza de las Esculturas, antes de que la situación empeore, que es a lo que apunta visto lo visto.
En este sentido, una de las principales preocupaciones de las tres entidades vecinales es la seguridad del emplazamiento. Al respecto, Francisco Romero indicaba que “no es de recibo que por el interior de la plaza circulen las motos. Da la sensación que los niñatos se están adueñando de ella”. También se pronunciaba sobre este particular Sebastián Gómez, comentando que “el vandalismo es constante y, quizás, la solución es poner una persona allí de manera permanente”. Por último, Jaime Barrera señalaba que “es criminal el estado en el que se encuentra como consecuencia de las fechorías que se producen en su interior constantemente”.
Es por ello que consideran “urgente” mantener un encuentro con el delegado y los técnicos de la Gerencia de Urbanismo para analizar qué posibles soluciones se le pueden dar a la plaza de las Esculturas.
Las asociaciones implicadas coinciden en afirmar que es necesario que se instalen puntos de sombra para hacer el parque atractivo al visitante, ya que es imposible permanecer en su interior cuando el calor aprieta en plena época estival. Otra de las posibilidades que plantean es que deje sólo el estanque central, que es el que posee mayores dimensiones, y que el resto de vasos con agua se rellenen y se plante césped y árboles. En definitiva, buscar una salida a una situación que es casi insostenible.