Se acabó la legislatura en Andalucía. La presidenta que llegó a serlo por designación del dedo socialista, ha decidido terminar con la partida, romper la baraja y agotar la legislatura convocando elecciones anticipadas en Andalucía.
Da igual si quedaba aún partida o si así deja muchas insatisfacciones e incumplimientos. Cree ver la jugada perfecta para sus intereses personales, ha preparado el terreno y ha echado a quienes le permitieron llegar a donde los andaluces mayoritariamente quisieron que estuviera el Partido Popular.
Adelantar las elecciones es decir a los ciudadanos que no es capaz de asumir el encargo que le hicieron o, mejor dicho, que ella misma se dio. Agotar un año una legislatura es darse por vencido, tirar la toalla, arrojar los brazos.
Por tanto, estamos ante una gran oportunidad para que quienes han fracasado pasen a la oposición. Susana Díaz, acongojada por el auge mediático de la izquierda populista y con la mente más puesta en moverle la silla a Pedro Sánchez, se ha quitado a IU de en medio porque ya no le sirve y, de forma indecente ha escondido en la Diputación Permanente a los señalados por la Justicia en el caso de los EREs falsos y los cursos de formación.
Se presentó “implacable contra la corrupción” y no ha depurado un solo caso, manteniendo el “status quo” de los cada vez más acorralados Chaves y Griñán. Unos ex presidentes, que como Monteseirín o Viera bien podrían explicar a IU y a los demás andaluces cómo es y cómo se las gasta Susana.
Se le partía el alma, nos dijo. Sin embargo, no le ha temblado el pulso para acabar una legislatura con una Andalucía manga por hombro.
El alma rota la tienen los eventuales del SAS con los que ha jugado, los profesionales sanitarios que tienen las peores condiciones laborales de España o los alumnos de centros a los que se le caen los techos.
El alma rota lo tienen los parados a los que no ha llegado el dinero de los cursos de formación y las políticas activas de empleo porque la Junta se lo ha hurtado o lo ha tenido que devolver por su ineptitud. El alma rota de la región con más paro y menos oportunidades para los jóvenes.
Miren El Puerto. Susana convoca elecciones con el alma tan rota como el desdoble de la A-491, con un gran suspenso en rehabilitación del casco histórico que sí ha hecho en otros municipios gobernados por su mismo partido, o con la indecencia del eterno incumplimiento del prometido centro de salud de la Zona Norte o los centros que aún cuentan con aulas prefabricadas.
Así debe entenderse por los andaluces, quienes tenemos ahora una nueva oportunidad, histórica, para que no vuelvan a gobernar quienes tanto daño nos han hecho.
Es el momento de que quien gobierne Andalucía solo tenga en su mente a los andaluces y no cualquier otro interés personal o partidista. Y esa persona es Juanma. A Andalucía le ha sobrado mucho populismo y le ha faltado mucha eficacia.
Solo Juanma y el PP certifican una calidad de buena gestión y de pensar, única y exclusivamente, en el interés de los andaluces. Alcaldes como Alfonso Candón, Teófila Martínez, Mª José García-Pelayo, José Ignacio Landaluce… y tantos otros del PP han conseguido grandes éxitos para sus ciudades.
El PP ha demostrado que sabe gestionar mejor que nadie y que si ellos han podido, Juanma también podrá. Se cierra abruptamente la puerta a una legislatura que pasará al olvido de los andaluces. Pero puede abrirse una ventana de esperanza y de ilusión, la de Juanma Moreno al frente de la Junta de Andalucía.