Un leve salto de calidad en esta agrupación con respecto a la comparsa presentada en el pasado COAC, 'Algunos hombres buenos'.
Llama la atención ver a un niño de doce años como bombista. Parece ser que finalmente consiguieron la custodia el año pasado. Se nota que el grupo viene más trabajado, con nuevas voces en sus filas. Reflexionan -o más bien divagan- sobre la libertad de expresión en la primera letra. En la segunda, que comienza a capela, utilizan a una interprete que con lenguaje de signos transmite una letra por la inclusión de las personas con problemas de audición. De los cuplés sólo se salva el estribillo. Popurrí de comparsa.