El Huesca volvió a resucitar al Córdoba y confirmó que es su bestia negra. Ni con cambio de entrenador el conjunto aragonés supo reaccionar y le puso en bandeja un triunfo que le sabe a gloria al conjunto andaluz para romper la racha negativa que llevaba el equipo de Rafael Berges.
Si antes el equipo oscense estaba mal, ante el Córdoba confirmó que ahora está peor. Dio una sensación de falta de ideas, de equipo desangelado y de falta de confianza y de unión que empieza a ser alarmante.
Angel Royo hizo una pequeña revolución con tres defensas centrales, con Camacho de defensa izquierdo, y con Núñez pegado a Tariq. Era un equipo desconocido que no sabía a qué jugaba y que demostraba tener miedo a encajar algún gol, además de dejar desguarnecida la línea medular y de no aprovechar las bandas.
El Córdoba, que venía de tocado por los últimos resultados, encontró un alivio y un bálsamo que no desaprovechó. Comenzó a tener el balón y a utilizar las bandas. Eso le permitió llevar el ritmo del partido y jugar muy cómodo, con la línea defensiva muy adelantada.
En el minuto 20, Kiko mandó el balón al larguero, pero sería el Huesca el que abriría el marcador en un fallo de marcaje en la zaga andaluza que aprovecharon al alimón Diogo y Tariq par mandar el balón al fondo de la portería.
El Córdoba ni se inmutó por el regalo que hizo a los oscenses y, once minutos después, logró el empate, en una jugada larga y trenzada que remachó Pedro.
El Huesca quitó a David López de central y lo puso en el medio del campo para contrarrestar el juego del Córdoba y eso permitió que no jugase tan cómodo el equipo de Rafael Berges. Un penalti reclamado por los oscenses por falta a Núñez, en el minuto 45, fue lo más peligroso que hizo el conjunto aragonés ante la portería de Alberto.
En la segunda parte, el Huesca volvió a cambiar de dibujo sobre el césped. Sustituyó a los creadores de juego - Marc Martínez y Jorge Larena- por Novo y Llamas. Pasó a dirigir el equipo Camacho, pero no dio resultado y el Córdoba en un par de zarpazos dejó el partido sentenciado, gracias a los goles de Fede Vico, en los minutos 57 y 64.
A partir del tercer gol, con los oscenses haciendo cada uno la guerra por su cuenta y el Córdoba jugando a placer, sobraron muchos minutos, lo que provocó que terminase el partido entre pitidos y el desencanto de la afición.