Miles de personas celebraron este viernes, en la aldea de El Rocío, el acto central del denominado Rocío Chico, en el que el pueblo almonteño renueva.
Miles de personas celebraron este viernes, en la aldea de El Rocío, el acto central del denominado Rocío Chico, en el que el pueblo almonteño renueva cada año su voto de acción de gracias a la Virgen del Rocío por haberlos “salvado” de la invasión de las tropas francesas en 1812.
El Ayuntamiento de Almonte informó de que habían pasado por la aldea unas 100.000 personas coincidiendo con esta celebración, que comenzó el pasado 16 de agosto con el triduo preparatorio. Tras este triduo, a las 00:00 horas dieron comienzo los actos religiosos centrales de esta efeméride con el Santo Rosario, que se rezó cantado por las calles de la aldea, con el Simpecado de la Hermandad Matriz, iluminado por la luz de velas y bengalas.
Este viernes la Solemne Función del Voto, en su 198 aniversario, fue presidida por el párroco de Almonte y Capellán de su Hermandad Matriz, José Muñoz García, y cantada por la Coral Polifónica de Pilas, dirigida por Antonio Romero Mejías.
La misa finalizó con la exposición de Jesús Sacramentado en el presbiterio del Santuario y su procesión bajo palio por el itinerario tradicional dentro de la aldea de El Rocío, que comprende los alrededores de la ermita.
Tras la procesión se procedió a la imposición de las medallas a los 180 nuevos hermanos de la matriz almonteña culminando una serie de actos que se desarrollaron en la aldea del Rocío durante toda la semana.
Además de los vecinos de Almonte, en los actos participaron cientos de personas que se encuentran pasando el verano en la aldea almonteña.
Todos los actos recuerdan una tradición que comenzó en 1813 cuando se instituyó la acción de gracias a la Virgen del Rocío por su intervención en la Guerra de la Independencia española.
Según la tradición que se rememora cada año, la Virgen impidió, gracias a los rezos de los almonteños, que las tropas francesas arrasaran la localidad de Almonte tras la negativa de la población a incorporarse a las fuerzas galas, y haberse amotinado.
La actitud de los franceses llevó al pueblo de Almonte a alzarse contra la orden, para lo que prepararon un motín en el que perdió la vida el comandante francés Pierre Dossau. Esto motivó que el mariscal Shoult ordenara arrasar “a fuego y cuchillo” el municipio almonteño, pero una “misteriosa” contraorden hizo retroceder a las fuerzas galas, supuestamente como consecuencia del rezo que clero y vecinos encomendaron a la Virgen de El Rocío.