Marian Gil, presidenta de la
Flampa Gades, maneja dos opciones sobre los números que arroja el proceso de escolarización en favor de la Educación Pública: o bien se trata de un
capricho matemático o “se ha llegado a un
punto de inflexión y la ciudadanía comienza a darse cuenta de la
importancia del patrimonio que compartimos”.
Lo cierto es que, en términos absolutos, los centros que dependen exclusivamente de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Cádiz
solo han reducido en siete el número de solicitudes para el próximo curso, con 205, frente a las 212 del anterior.
La concertada, sin embargo, ha registrado 20 inscripciones menos, 432 frente 452.
“Desde enero, padres y madres, profesorados y el equipo de Gobierno ponemos en marcha una
campaña informativa para defender la escuela pública”, recuerda. Este año ha funcionado, asegura, pese “a que
no jugamos con las mismas armas, porque los colegios privados desarrollan una campaña” paralela “a golpe de talonario”.
El Gobierno autonómico, en su opinión, no ayuda:
“Prima la concertada”. Y pone un ejemplo de dos centros: “El
CEIP La Inmaculada se va a encontrar con una línea de primero de Primaria con 27 alumnos frente al
CDP Francisco de Asís, con 26 niños pero dos líneas”.
Ante ello, defiende que no se supriman unidades en los colegios públicos, sino que se rebajen las ratios. Y considera que es preciso
revisar los conciertos. “No puede ser que el
CDP San Felipe Neri tenga tres líneas y le vayan a dar una más con menos solicitudes, mientras el
CEIP Adolfo de Castro está vacío”.
En el caso de los
institutos, es más necesario aún dado el
incremento de la demanda. Concretamente, han reclamado ampliar grupos Cornelio Balbo, Caleta, Rafael Alberti, Columela, Cortadura, Aguilar Quignon y San Severiano.
La directora de este último,
Marta Meléndez, lamenta que solo cuenta con una unidad para primero de Bachillerato con 18 plazas para Humanidades y Ciencias Sociales cuando
necesitamos 23. “Estamos en desventaja”, advierte, mientras hay sobredotación en centros concertados como San Felipe Neri. “Hace tres años tuvimos a 21 jóvenes a la espera,
sin saber dónde estudiarían durante todo el verano”, relata, al tiempo que remarca que la educación pública tiene una faceta social muy importante para que el alumnado en barrios populares tenga aspiraciones de cursar enseñanza superior.