¿A la enésima irá la vencida? Aún es pronto para afirmarlo pero lo cierto es que en breve darán comienzo las obras para la rehabilitación y posterior reapertura del mítico cine Avenida. Hablamos de una demanda histórica y de una necesidad para un pueblo que carece desde hace años de un espacio escénico digno.
El pasado año, el Ayuntamiento, a través del programa Dipu-Invierte de la Diputación de Cádiz junto a fondos propios, sacaba a licitación unas obras con un importe de 500.000 euros. El concurso se lo adjudicó la empresa Infraestructuras La Janda SL que se hará cargo de las obras, que cuentan con un plazo de ejecución de doce meses, tras firmar a finales de diciembre el contrato. Actuación que solo está pendiente de la aprobación del Plan de Seguridad, ya entregado por la empresa al Consistorio. El barbateño Manuel Mera será el jefe de una obra que conlleva, entre otras actuaciones, “mejoras en el techo, limpieza y pintado del edificio, mejoras en la accesibilidad con la eliminación de las barreras arquitectónicas, la instalación de un bar-café, y mejoras estructurales, entre ellas la construcción de una escalera nueva...”.
El proyecto, firmado por el arquitecto municipal, Juan Ramón Jiménez Malia, ha supuesto un verdadero desafío cuyo objetivo es que en un año el Cine Avenida reabra sus puertas a pesar de contar con una inversión bastante ajustada con 350.000 euros aportados por el programa Dipu-Invierte y 150.000 del Ayuntamiento.
Hablamos de un proyecto complicado porque se trata de un edificio antiguo dividido en varias zonas, como son el espacio escénico en sí y una vivienda. De hecho, como explica Jiménez Malia, “en cine, tal y como está ahora, no se puede abrir porque al llevar cerrado durante un tiempo ha perdido su licencia de apertura”.
El mismo se cerró a comienzos de este siglo con la idea de desarrollar un proyecto que salió incluso a concurso por el Colegio de Arquitectos… “pero costaba una millonada, unos seis millones de euros”, y consistía básicamente en derribarlo y construir uno nuevo.
En esa época lo único que se hizo fueron unas demoliciones parciales, en bajantes y ventanas, lo que “conllevó el deterioro del edificio porque quedó expuesto a las inclemencias del tiempo”.
Años más tarde, alrededor del año 2014, se realizó un lavado de cara “sin entrar en las entrañas del edificio, lo cual fue también un error” porque no se subsanaron cuestiones que ahora hay que subsanar para poder reabrirse cumpliendo la normativa. Entre ellas, cambiar la cubierta de fibrocemento que contiene amianto (una sustancia cancerígena), mejorar la accesibilidad, adaptar el edificio a las medidas contraincendios, etc.
El problema, claro está, es el dinero aunque gracias a que ya se puede usar el dinero del Plan Invierte en una sola obra, no en contratos menores como en los últimos años, la solución está más cerca. Eso sí, invertir esos 350.000 euros de la Diputación conlleva cumplir con la condición de que la intervención sea en una obra que después esté abierta al público, no vale dejarla a medias.
Ante esta situación, el ingenio ha salido al paso. Se actuará en el edificio para reforzar la estructura y cimientos para centrarse luego solo en el cine-teatro, que es la parte que se reabrirá tras la actuación.
REFUERZO DE LA ESTRUCTURA
Por lo tanto, como recoge la memoria, “este proyecto tiene como objeto la apertura de la sala del Teatro-Cine, adecuando todas las dependencias y usos anexos para el buen funcionamiento” del mismo, pero “quedando pendiente para una posterior intervención la adecuación y apertura de las plantas primera y segunda que albergarán otros usos, pero que nada tienen que ver con la apertura de la sala que se propone de una manera inmediata en las plantas sótano y baja con este proyecto. Aunque la intervención en un primer lugar será para la apertura de la Sala del Cine-Teatro, “se debe dar una solución global a todo el edificio. Así se debe estudiar al completo para que cumpla todas las normativas”.
La actuación también dará respuesta al informe realizado en su día por Calconsa, empresa que realiza peritajes especializados en estructuras, cimentaciones e informes de patología de edificios. Por ejemplo, “hay que reforzar las cerchas metálicas de la cubierta” y al tratarse de un edificio cuya planta primera y segunda era una vivienda, las sobrecargas de sus usos fueron calculadas hace más de 50 años con ese objetivo, pero ahora que se le dará un uso público esos cálculos varían y hay que aumentarlas, por lo que “hay que realizar un refuerzo estructural en los forjados de dichas plantas, para lo que se colocarán vigas metálicas para reforzar los techos, mientras en los pilares se instalarán unos empresillados”.
Eliminar el amianto de las cubiertas, reforzar y afianzar las estructuras, adaptar el edificio a la normativa contraincendios y de accesibilidad, ya conlleva una inversión que rondará los 200.000 euros… y “con lo que queda, se llevará la intervención del interior del cine”.
Es decir, la luminaria, aislamiento acústico, la ventilación, los camerinos, un telón cortafuegos, elevadores, instalar moquetas en el suelo, mejorar su accesibilidad, abrir bajo la gradería de la platea un ambigú (bar-café)... son algunas de esas intervenciones necesarias para que se reabra. “Lo básico para abrirlo”, insiste el arquitecto.
Realmente es como una primera fase que se centra en la sala teatro pero que a la vez refuerza el edificio para que no siga deteriorándose y para que en un futuro se pueda usar la antiguo vivienda como biblioteca, sala multiusos, sede de una fundación o cualquier otro uso público que se le quiera dar.
Unas obras que ya se licitaron, ya se han adjudicado y que está pendiente de su plan de seguridad que una vez aprobado, dentro de unas dos semanas, se proceda a la apertura de centro de trabajo y se firme el acta de inicio de las mismas.
INGENIERÍA CONTABLE
De llevarse a cabo este proyecto, sería importante destacar la gestión realizada desde Urbanismo para que salga adelante. Porque a los 500.000 euros de la licitación, hay que quitarle el 21 por ciento de IVA, el 13 por ciento de gastos generales y el 6 por ciento de beneficio industrial, con lo que nos quedamos con unos 350.000 euros “que se exprimen al máximo”.
Para ello, en este tipo de concursos siempre se valoraba la baja y es que la Diputación insta a que se elija la mejor oferta económica... es decir, conceder la obra a la empresa que se hiciera con las misma al menor precio. Si ofrecen 400.000, habría que devolver 100.000 euros... por eso en las bases de la licitación la bajada, sea cual sea, se valoraba en 10 puntos pero se daba más valor (puntos) a las empresas que ofrecieran mejoras adicionales como instalar la iluminación escénica, la climatización de la sala, etc.
Gracias a ello, ninguna de las empresas ha presentado bajadas sino obras complementarias, tal y como también ha ocurrido con las obras del Parque Infanta Elena.
En definitiva, si se reabre el Cine Avenida, además de cumplir con una demanda y anhelo histórico de la ciudadanía, también se logrará que Barbate acceda a los distintos circuitos de teatro, como los de Diputación o del Ministerio de Cultura, al tiempo que ya podría acceder a subvenciones para mejorar el mobiliaria escénico, desde cambiar las actuales butacas, que son para cine (y que por ahora se aprovecharán), hasta lograr ayudas para los bastidores, la tramoya o la adquisición de proyectores, entre otros.
En doce meses, más o menos, veremos si a la enésima va la vencida.
UN POCO DE HISTORIA
Tal y como nos explica el técnico de Cultura del Ayuntamiento de Barbate, Antonio Aragón, El conocido como Cine Avenida lo conforman dos estructuras perfectamente diferenciadas: el cine-teatro, y la zona residencial. Ambos formando un todo y ocupando una manzana completa.
Construido en los años 40, el promotor del edificio fue el empresario local Aniceto Ramírez Rey, fundador y dueño de la empresa conservera El Rey de Oros. El cine abrió su sala al público por primera vez en 1949, con la proyección de la película Fort Apache (John Ford. 1947), ocupándose la vivienda anexa hacia 1951.
El Avenida fue el principal cine de Barbate hasta la inauguración del Cine Atlántico a fines de los años 50, y Aniceto Ramírez lo complementó con un cine de verano, que se ubicaría en la Avenida de la Mar con el nombre de Cine Puerto.
En los años 80, el Cine Avenida lo estuvo gestionando el Ayuntamiento, y en los 90 un particular, cerrándose a principios de este siglo.
En cuanto a su construcción, el edificio fue diseñado por el arquitecto jerezano Antonio Sánchez Estéve. Sánchez, quien también realizó la traza del Colegio Estrella del Mar y de la antigua Caja de Ahorros de Cádiz (donde hoy está la peña Los Robinsones).
El Cine-Teatro Avenida es un caso particular dentro de todos los edificios del mismo tipo diseñados por Sánchez Estéve, puesto que el resto de los que construyó (algunos en Cádiz, donde fue arquitecto municipal) se enmarcaron dentro de la arquitectura racional. Sin embargo, el que nos ocupa obedece a un “confuso regionalismo”, con algunos caracteres muy propios de las viviendas andaluzas, como los balcones y las tejas.
El Cine Avenida es el único caso en donde se quiebra la serie de cines racionalistas, recreándose en un difuso regionalismo, probablemente influenciado por la singularidad del encargo y de su promotor. Esto mismo ocurre en el interior de la sala del cine con decoraciones historicistas y sobre todo con haber llevado la composición simétrica de la misma a parámetros irracionales, al haber duplicado el balcón de conexión directa de la vivienda con la sala en la fachada opuesta, sin acceso ninguno ni posibilidad de uso desde la sala.
El edificio consta de dos partes: la destinada a espectáculos públicos, y la que sirve de vivienda. A su vez, la parte de espectáculos consta de: sala inferior, sala superior, vestuarios, cuarto de proyección, taquilla y servicios. La entrada a la sala inferior, a la que se accede bajando a través de unas escaleras, se halla en la fachada; la entrada a la parte superior se encuentra en un lateral. La puerta de acceso a la vivienda se ubica también en la fachada. El total de la superficie útil ronda los 1.800 m/2, repartidos de la siguiente forma: 1280 m/2 aprox. destinados a salas de público y otros; 550 m/2 aprox. destinados a zona residencial.
El aforo del cine era de 600 personas en el patio de butacas y 350 personas en la platea. En total, 950 espectadores potenciales, más los del palco.