El día 28 se cumplió un mes de la riada que se llevó por delante parte de las viviendas de una decena de vecinos de la calle Arroyo de Villanueva del Rosario, en la comarca de Antequera, y aún hoy muchos de ellos, continúan pala y brocha en mano intentando recuperar parte de la normalidad. Otros, sin embargo, echaron el cierre el 29 de septiembre y aún no han vuelto a casa.
La situación se repite en cada vivienda, el agua inundó toda la planta baja y nada de lo que había se pudo recuperar. Todo ello ha supuesto un importante esfuerzo económico que no todos los vecinos han podido soportar, ya que la mayoría de los afectados son pensionistas que llevan más de 50 años viviendo en esta zona.
Así lo cuentan Miguel y José Vegas, dos vecinos de la zona que relatan cómo, poco a poco, con la ayuda de amigos y familiares hoy tienen donde sentarse o cocinar.
Ambos entregaron hace pocos días el segundo de los informes que el Ayuntamiento ha pedido a los afectados, pero reconocen que, a día de hoy, «no han recibido nada».
A pesar de todo, José alaba la labor de los que en días posteriores a las lluvias trabajaron día y noche. «Ya no tenemos barro pero hay otros problemas porque nos quedamos sin nada», explica.
Precisamente, ayer el Gobierno central aprobó un real decreto que contempla diferentes ayudas para paliar los daños producidos por las últimas lluvias torrenciales en Andalucía y las demás comunidades autónomas, pero los vecinos se muestran desconfiados y aseguran que las ayudas «seguro que tardarán en llegar».
Mientras, el Ayuntamiento no ha parado de trabajar estos días, evaluando daños, y limpiando casas y caminos. Además, han organizado actos benéficos y modificado partidas presupuestarias para acometer las actuaciones más inmediatas.
A todo ello se une la labor de vecinas como Rosario Rico, que ayer pintó la fachada de su casa de la calle Arroyo, intentando borrar las marcas que dejó el barro. Pero a pesar de todo, las huellas de la tragedia aún se dejan ver en esta parte del pueblo, en paredes donde la marca del agua supera la puerta de entrada o portones de cocheras que reventó la fuerza del río. «La situación todavía está regular y aquí hay mucho que limpiar todavía pero bueno, hemos arreglado la casa por dentro y ahora por fuera», asegura.
Los afectados coinciden además en señalar que la solidaridad de los vecinos de la zona ha hecho que después de un mes puedan estar hoy en sus viviendas con lo mínimo para vivir pero ahora piden que, cuanto antes, limpien lo que se acumuló con las inundaciones en el cauce del arroyo. «Como vuelva a llover la tierra, los troncos y la viga de hormigón que hay aquí harán de tapón y se repetirá la tragedia», asegura Isidro Rico.
Este vecino, pala en mano, miraba ayer al cielo y se afanaba en hacer un muro de tierra para que el agua sorteara la puerta de atrás de su vivienda en caso de que vuelvan las lluvias.
Isidro aún se emociona al pensar que si él, su mujer y su hija no se hubieran subido al tejado no estarían vivos. Este vecino asegura que hace algo más de una semana que las máquinas no están por la zona «pero aquí hay mucho que quitar, esto es muy peligroso».
El próximo lunes, junto a un vecino, Isidro volverá al Ayuntamiento para ver cuándo limpiarán la zona y quitarán la gran viga que ocupa el cauce del río y que se detuvo en la puerta de atrás de su vivienda, «en mi casa, entre todos, ya hemos puesto lo mínimo, eso no me preocupa, lo que tienen es que poner los medios para que no se vuelva a repetir y arreglar esto», finaliza, señalando la maleza y escombros que aún hoy descansan en el arroyo que el pasado 28 de septiembre se llevó parte de sus recuerdos.