Terminó la XX edición de Expoliva con valoraciones que afirman un balance positivo de la cita mundial con el mundo del olivo. Sin olvidar que se trata de una feria comercial, en la que el objetivo económico es uno de los fundamentales, es innegable que Expoliva se ha convertido en un referente cuyo alcance sobrepasa el ámbito del negocio. Hay componentes sociales (la feria como destino y punto de encuentro), tecnológicos, culturales e incluso salutíferos que han acabado de articular un perfil muy amplio y complejo del olivo y de su aceite.
Por todo ello Expoliva reúne un valor pedagógico que no se encuentra en otras ferias sectoriales y un buen ejemplo de ello ha sido la evolución que ha experimentado la presencia del aceite, como producto final de gran calidad, con una desarrollada pedagogía hacia el público en general, enseñando a distinguir las características singulares de los principales aceites, sus usos culinarios con demostraciones de cocina en directo, sus cualidades para la salud.
Dedicar al gran público un gran espacio pedagógico del aceite de oliva virgen extra, más allá del restringido ámbito del Simposio científico-técnico, ha sido uno de los mayores aciertos de las últimas ediciones de Expoliva, que ha enlazado a la perfección con la necesidad de producir calidad.
Pero se echa en falta un espacio similar dedicado al medio ambiente. En la actualidad, buena parte de la superficie destinada al cultivo del olivo presenta serios problemas ambientales relacionados con la biodiversidad, la erosión y la pérdida de suelo fértil (que tardará cientos o miles de años en regenerarse) o la contaminación difusa por el uso desmedido de fitosanitarios que acaban incidiendo en acuíferos, agua de superficie, suelos e incluso la propia calidad del producto.
El vínculo del olivar con el medio ambiente no es solamente una preocupación ecologista, sino una cuestión fundamental para la rentabilidad de cada explotación, porque determina directamente la fertilidad de los suelos, su capacidad de retención de agua o el control de plagas y enfermedades a través de los servicios ecosistémicos.
Sería muy positivo que en Expoliva se generase un gran espacio pedagógico dirigido al público general, más allá de las muy interesantes pero más limitadas ponencias académicas, en el cual se pudiese conocer de manera sencilla la importancia del medio ambiente para el cultivo, con demostraciones sobre la gestión de los recursos naturales de manera apropiada para su conservación y beneficio del olivarero. Ahí también existe conocimiento, tecnología y volumen de negocio.
