Operaciones como la denominada Q7 tienen un mensaje claro para los narcotraficantes. El de advertirles sobre las consecuencias de las actividades ilícitas que están llevando a cabo pueden ocasionarles. No se trata ya sólo una pena de cárcel en cumplimiento de un delito contra la salud pública sino que ahora, además se actúa contra el patrimonio que han cosechado mediante estos medios. Hasta el momento, según reconoce la propia Policía Judicial de la Guardia Civil, era muy complicado poder llegar hasta el patrimonio de los narcos, y hacer con él frente a las elevadas sanciones económicas que acarrean las condenas por delitos contra la salud pública, ya que estos no suelen poner a su nombre los bienes o propiedades que vana adquiriendo con los beneficios que les genera el tráfico de drogas. Sólo un fardo de hachís alcanza en el mercado un valor de 30.000 euros.

Por eso, la intensificación de los esfuerzos dirigidos a desarticular el aparato completo de las organizaciones dedicadas al tráfico de hachís les hace vulnerables. El narcotraficante no sólo cumple la condena por tráfico de drogas sino que cuando recupera su vida “lo ha perdido todo”. “Tienen que saber que no son impunes, que vamos a ir a por ellos y que cuando esto acabe, no van a tener nada”, reitera el Comandante Jefe de Información y Policía Judicial de la guardia Civil. Además, en el caso del blanqueo del dinero procedente de actividades ilícitas, las penas de cárcel son superiores a las de tráfico de hachís.


CONCIENCIACIÓN

El mensaje que va dirigido sobre todo a los jóvenes cuya personalidad aún no está formada y a los que puede resultar difícil renunciar a obtener altos ingresos procedentes de un alijo de hachís en la playa. En esta labor de concienciación se centran también los esfuerzos policiales.