Nos han tratado como seres humanos, no como presidiarios”, señalaba Mario Pérez, de Las Palmas de Gran Canaria, y actualmente interno en el Centro Penitenciario de Puerto III. Lo hacía minutos después de recoger el diploma que acredita su capacitación profesional para ser contratados en un negocio de hostelería tras superar con éxito las 400 horas del curso de cocinero, enmarcado en el Programa de Becas para la Población Reclusa de la Obra Social La Caixa. Al igual que él, sus 14 compañeros de fogones y también de prisión estaban “muy contentos” con la experiencia, que no es el primer año que se lleva a cabo.
No es para menos, tal como explicó el gerente de la Escuela de Hostelería, Francisco Romero, que les dio las gracias “por confiar en nosotros, porque también hemos aprendido de vosotros”. Gracias a esta convocatoria los alumnos han aprendido a a confeccionar platos incluidos en las ofertas culinarias, distintos menús, según las necesidades y características de los clientes, categorías de los establecimientos, así como desenvolverse con las herramientas, y materias primas necesarias para su trabajo. Asimismo, como muchos de ellos reconocieron posteriormente, durante estas 400 horas en las que han acudido en autobús a diario a las dependencias de la Escuela de Hostelería en régimen de semilibertad, también han aprendido cuestiones de protocolo y, lo más importante, “a tratar a la gente”, señalaron.
En el caso de Mario, su participación en esta convocatoria no le ha podido llegar en mejor momento. “Hace tiempo estuve a punto de montar un negocio de hostelería que al final no salió, y espero que cuando salga esta vez sí lo pueda conseguir”, señaló. No obstante, ayer la gratitud era casi recíproca entre las dos partes, dado que para el gerente de la Escuela de Hostelería, en la dilatada trayectoria que tiene el centro a la hora de formar en la cocina, en pocas ocasiones el profesorado ha divisado “tanto espíritu de aprender”.
Por ello, casi les rogó a los presentes, antes de entregarles el diploma, que “no dejen de formarse en esta vida, porque no hay nada mejor después de la libertad que demostrar vuestra formación”, mientras que sus familiares aguardaban también para visitarlos aprovechando el acto. Por su parte, José Ortells, director del Área de Negocio de La Caixa, lanzó también un mensaje a los reclusos para que su asistencia a este curso “no se quede en el aire” y destacó las sólidas posibilidades de autoempleo en las que puede derivar esta experiencia. Para el director de Puerto III, Juan Carlos Carrillo, el hacerse con este título es un paso más para que los internos participantes, con edades entre los 45 y los 23, demuestren “que están preparados para volver a la sociedad”, y un añadido más, por tanto, para reinsertarse con éxito tras haber perdido la libertad durante un determinado periodo de tiempo por la comisión de un acto delictivo. Sin embargo, durante estas 400 horas y el acto de ayer, no eran ni delincuentes, ni culpables; simplemente eran unos alumnos más que han superado con nota un ciclo formativo.