La 'Garganta Profunda' que se tragó los 600 millones de Gerard Damiano

Publicado: 21/11/2008
Hace unas semanas falleció Gerard Damiano. Este ex-peluquero reconvertido a director de cine, se inspiró en las conversaciones que mantenía con sus clientas para escribir su primera y, a la postre, mítica película, 'Garganta profunda', que, pese a la taquilla, no le hizo rico
Tenía 80 años, medio centenar de títulos a sus espaldas y el mérito de haber escrito y dirigido la película más rentable de la historia del cine. Pese a todo, Gerard Damiano falleció en una modesta casa de Fort Myers (Florida) el pasado 25 de octubre, rodeado de recuerdos felices, numerosos fetiches y, posiblemente, la frustración de ver cómo otros se habían enriquecido a costa de su trabajo y de su osadía, que no fue otra que la de realizar la primera película porno de la historia comercializada en salas de cine, Garganta profunda.




Antes de dedicarse al cine, a finales de los sesenta, Damiano era peluquero y regentaba un local junto a su esposa. De las charlas y confidencias de sus clientas surgieron las principales fuentes de inspiración para lo que terminó convirtiéndose en un proyecto cinematográfico. El argumento: la triste e insatisfecha vida sexual de una joven, Linda Lovelace, que no encuentra placer haciendo el amor, pese a probar con diferentes hombres. Sin embargo, todo cambia cuando un médico la examina y descubre que, a diferencia del resto de mujeres, tiene el clítoris en la garganta, por lo que sólo le queda una para alcanzar el deseado clímax: el sexo oral, de ahí el intrigante y mítico título.

La película costó 25.000 dólares y, hasta la fecha, ha recaudado unos 600 millones que, en su mayor parte, han ido a parar a las arcas de la mafia, a quien acudió Damiano en un principio en busca de financiación -cuando pidió parte de lo que le correspondía por el éxito de la película sólo le preguntaron si le gustaría seguir contando con sus dos piernas-. Cuentan que la fiebre por Garganta profunda fue tal que había días en que en los cines donde se exhibía no tenían tiempo para contar el dinero de la recaudación en las taquillas, por lo que terminaron pesando los billetes para calcular los ingresos.

Obviamente, y así lo reconoció el propio Damiano, lo que convirtió a Garganta profunda en un fenómeno de masas no fue su calidad cinematográfica -"es una mala película", confesaba-, sino todas las circunstancias que rodearon a su estreno: en primer lugar, no era sólo cine para adultos o cine erótico para público masculino, sino que la película se convirtió en toda una revelación y liberación para el público femenino; en segundo lugar, la asistencia a las proyecciones de reconocidas estrellas del cine (Jack Nicholson, Warren Beaty, Shirley McLaine, Frank Sinatra...) y sus declaraciones en favor de la cinta fomentaron su popularidad; en tercer lugar, el caso Watergate le concedió mucha más relevancia cuando una de las fuentes que reveló los secretos del caso a los periodistas Bernstein y Woodward se autodenominó con el seudónimo Garganta Profunda; y, por supuesto, en cuarto lugar, la campaña social, política y judicial emprendida desde diferentes frentes en contra de la película por su "obscenidad" y "ataque contra los valores morales del pueblo americano", que llevó a la confiscación del celuloide, al cierre de las salas que la proyectaban e, incluso a la detención y procesamiento de algunos de los participantes en la película, entre ellos el actor Harry Reems, elegido como cabeza de turco después de que alguien hiciera llegar un mensaje a altas instancias en el que se decía que Gerard Damiano y Linda Lovelace eran "intocables" -tenían que seguir haciendo más películas y el negocio no se podía parar-.

La película se estrenó en 1972 y aún hoy día se siguen haciendo secuelas de la misma, aunque ninguna con la originalidad y el sentido del humor del que hace gala Garganta profunda, que no sólo fue la película que abrió la senda a la industria pornográfica, sino una rara avis dentro del género que mantiene vivo su interés 36 años después, aunque sólo sea como reflejo de una época, como hito y mito cinematográfico, y, por qué no negarlo, porque pese a todas sus carencias y defectos técnicos y artísticos, es muy divertida, y eso es algo que no acostumbramos a oír de una peli porno -da la sensación de que sólo el seudo cine erótico de los setenta y primeros ochenta, más cine de destape que erótico, asumió esa función cómica como elemento imprescindible para hacer funcionar unos argumentos irrisorios-.

El paso del tiempo no ha hecho sino aumentar su valor, y prueba de ello es que ha servido de inspiración y referencia para dos excelentes películas: Boogie nights y Inside Deep Throat. La primera de ellas, dirigida por Paul Thomas Anderson (Magnolia), retrata los primeros años de la industria del cine porno a raíz del éxito de la película de Damiano -hay personajes, ambientes y situaciones claramente inspirados en el equipo que realizó Garganta profunda: el personaje de Mark Whalberg bien podría ser Harry Reems, que terminó alcoholizado y mendigando en las calles de Los Angeles antes de redimirse y convertirse en un agente inmobiliario de gran éxito (no sé cómo le iran ahora las cosas con eso de la crisis)-. La segunda es un documental producido por la HBO que relata el rodaje de Garganta profunda y analiza su repercusión social a lo largo de toda la década de los setenta, con entrevistas a los responsables de la película, exhibidores y a los jueces y fiscales que abrieron la causa judicial contra el filme -hoy día sigue abierta en algunos estados-.

Ahora, con la muerte de Gerard Damiano, se ha reabierto el merecido recuerdo de una película a costa de la cual algunos se hicieron más ricos y, a partir de la cual, otros descubrieron la forma de hacerlo.




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