Susana Díaz ha retomado con tanto ímpetu el curso político que el pasado martes sorprendió a los periodistas compareciendo ante ellos tras la reunión del Consejo de Gobierno. Esquiva siempre con los medios regionales, la presidenta se colocó frente al atril en el Palacio de San Telmo para sacudirse las acusaciones del PP sobre su supuesta fuga agosteña de la primera trinchera política y, sobre todo, para fijar posiciones sobre la hoja de ruta que guiará sus pasos en los próximos meses. Las pistas que fue arrojando aclaran que hay terreno abonado para la confrontación y el eterno choque de trenes con Moncloa.
El huracán financiero
La queja truena desde hace años en cada comparecencia de la presidenta. La novedad en torno a la infrafinanciación de Andalucía estriba en que la Junta ha decidido protestar con un “hasta aquí hemos llegado”. Díaz, sus consejeros y el PSOE andaluz claman desde hace años contra el supuesto estrangulamiento al que el PP somete a la comunidad desde Madrid por el desfase entre los recursos financieros que le facilita y a los que tendría derecho por, entre otros motivos, el volumen de su población. Ese desnivel según el Ejecutivo socialista asciende ya a 5.500 millones. La presidenta quiere aprovechar el compromiso que adquirió Rajoy en la última Conferencia de Presidentes de recomponer por fin antes de que venza el año el modelo de financiación autonómica que caducó en 2014. Para ello pretende escenificar un frente común al que ya ha logrado atraer a sindicatos y empresarios. Este mismo lunes inaugura la ronda de entrevistas con los líderes de todas las fuerzas políticas representadas en el Parlamento regional.
De ahí, salvo milagro, lo que el PSOE sacará a relucir será la soledad del PP andaluz, que replica a Díaz que su problema no es de recursos estatales sino de incapacidad para gestionar con solvencia los que maneja. Será una de las guerras hasta diciembre. Hay quien también recuerda en voz baja que la bandera de la financiación autonómica le sirve a ésta para reposicionarse en el mapa político nacional, aunque varios peldaños por debajo tras el varapalo de las primarias, y para sostener la bandera de la igualdad frente a la vía secesionista catalana y los debates plurinacionales de Pedro Sánchez.
¿Cortina de humo?
Desde el PP, y también desde el resto de la oposición, se alerta de que la llamada a la movilización contra Rajoy no es más que una estrategia de distracción para camuflar problemas caseros. A Díaz le tocará en los próximos meses demostrar que el relevo de consejeros ha calmado los ánimos en Salud y Educación, parcelas extremadamente sensibles para el ciudadano. El PP ha dado nuevos bríos a su campaña de denuncia de escasez de recursos en el SAS, una estrategia que le ha reportado buenos resultados pese a declinar hábilmente liderar las protestas que hicieron tambalear la Consejería. La muerte de una paciente en el ascensor del Hospital Virgen de Valme y el informe de la Cámara de Cuentas sobre el desfase de 2 millones en los emolumentos de altos cargos juegan en contra. En Educación el arranque del curso pondrá a prueba el cuestionado y remendado decreto de Infantil. La nueva consigna tras la remodelación del Gobierno en junio fue clara: que nadie cree problemas en esas áreas disparándose en el pie. El problema es que hay que cumplirlo.
De nuevo Sucesiones...
La guinda al pastel de complicada digestión será de nuevo el Impuesto de Sucesiones, la pesadilla que persigue a Díaz en el último año y medio. Cs vuelve a a amagar con estancar los Presupuestos si no hay avances en breve, aunque aún queda por calibrar el alcance real del órdago. Y queda por dilucidar qué ocurrirá cuando, vencido el agosto, el TC decida sobre las alegaciones y la suspensión definitiva de las 35 horas semanales...
Resucita un pacto que no cuajó
El presidente del PP Andaluz, Juanma Moreno, ha tomado nota del enésimo ultimátum que Ciudadanos lanzó a finales de agosto a Susana Díaz: si no hay avances en breve en la rebaja del Impuesto de Sucesiones la consecuencia será la retirada de su decisivo apoyo a los Presupuestos andaluces de 2018. La advertencia ha sonado esta vez quizás con más decibelios, pero dista poco de la que se oyó ya en abril o en junio. La única diferencia es que han caído hojas del calendario y la negociación para cuadrar esas cuentas se aproxima en el horizonte.
Sea o no un farol del partido de Albert Rivera, Moreno Bonilla ha aprovechado para lanzar una nueva bengala. En una entrevista concedida a Efe y difundida este domingo el líder de los populares tiende otra vez la mano a Marín para recordarle de que si finalmente no hay entendimiento con Susana Díaz ambas formaciones deberían sentarse a negociar y formar un frente común. Ciudadanos, defiende el PP andaluz, puede activar “su llave de Gobierno”, el eufemismo político que traducido significa presionar hasta donde se pueda porque sus votos son imprescindibles para Susana Díaz.
Esa fórmula de pactar exigencias ya afloró cuando expiraba el verano de 2016, hace justo un año, pero las primeras reuniones entre PP y Cs acabaron en nada. Cada partido hizo la guerra por su cuenta y no hubo avance ninguno. Es más, Ciudadanos acabó avalando por segundo año las cuentas del PSOE.
Moreno reconoce que quiere “hablar de muchas cosas con Marín”, pero a renglón seguido se queja de que éste lidere al “socio más dócil” que hayan encontrado los socialistas en 40 años. El PP dice estar incluso dispuesto a apoyar los Presupuestos del PSOE si se cumplen una serie de condiciones, entre ellas la bonificación al 99% de Sucesiones. Una quimera hoy por hoy...