Mientras el mundo decide estos días si levantarse en armas aprovechando alguno de los múltiples focos que invitan a alzamiento global, la vida, poco a poco, intenta retomar su ritmo y lo hace con aromas a campaña política a las puertas de la Navidad. No hay nada peor. Es como comerse un alfajor de, por ejemplo, Medina, aromas, en un mitin de Rajoy o Sánchez, Pedro; igual te atragantas y feneces a espasmos espuma en boca o, por el contrario, copazos de anís de por medio, te haces con una pandereta para hacerle coros al son del marinerito. Pero como ocho son los apellidos de la semana, vascos, andaluces o catalanes, ocho elijo al azar en este instante de nuestras vidas que ha querido mezclar terrorismo yihadista, campaña política nacional y panderetas. De locos.

Cano, J. Dicen que el candidato al Congreso por Ciudadanos en Cádiz tiene cara, lo que viene siendo un rostro reconocible. Debe ser que la formación naranja va sobrada con Albert Rivera y con traerle el día 14 a la provincia, tal y como está previsto en campaña; concederá entrevistas a todos a diferencia de otros y, parece, van sobrados estirando el limpio rostro de Rivera y su locuaz verbo. Díaz, S. La presi no termina de entrar en campaña. Amaga, se da abracitos con Sánchez, Pedro, pese a que no lo traga, ni él a ella, por aquello de hacer públicos determinados equilibrios, lanza mensajes a los suyos alentándoles en la batalla por las urnas, pero lo cierto es que no se la ve arremangada como cuando luce en batalla propia. Esta no es su guerra, sabe que si el resultado es bueno en Andalucía, se lo adjudicará, si es malo, culpará a Sánchez, Pedro, que atraviesa Sevilla sin detenerse a tomar cañas en Triana, ni  aledaños. González, JM. El hecho de que el ayuntamiento de Cádiz considere “ilegitima” su deuda y, con ello, ponga en duda la obligación a pagarla no refleja más que el ambiente decadente que circula por tacita y entorno, pebetero incluido. Va de una en otra, quizás porque, lejos de poder vender ninguna realidad palpable, solo puedan entretener al respetable con salidas de tono de calibre mayor. Pablo Iglesias, su jefe, visita la localidad el próximo día 4 y, tal vez, haga de quinto en ese cuarteto chungo. Martínez, T. La ex alcaldesa de Cádiz es quien más tira de ese carro pesado, lastrado, llamado PP y que intenta convencerse a sí mismo de que, en Cádiz, está en la pelea de alcanzar el cuarto diputado nacional y ganarle el envite al PSOE, cosa nada fácil. Otros temen caer al dos, lo cual tampoco parece razonable. Habitual de los platós de televisión, concede entrevistas todas las que puede y anima a su decaído entorno, pese a que parte de él hubiese visto adecuada una jubilación a tiempo. Mora, V. Pese a gobernar en minoría, el alcalde de Sanlúcar sabe no solo defender las cosas importantes cuando corresponden sino, sobre todo, dar la talla y no solo en materia de estabilidad presupuestaria. La buena gestión económica interna de estos últimos años le lleva a que el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas otorgue a su municipio un anticipo de 15,8 millones de euros de su participación en tributos del Estado, además de otros 2,1 del Fondo de Impulso Económico y al que solo se pueden acoger ayuntamientos que cumplen con el pago a proveedores en un plazo menor a sesenta días. A diferencia de otros, Sanlúcar hizo las cosas bien y a tiempo y hoy recoge los frutos. Pelayo, MJ. Sorprende que el PP asuma llevar a la ex alcaldesa de Jerez de dos en las listas al Congreso y, aparentemente, no tenga un plan B para defenderse y protegerla del indudable ataque que desde todos los frentes le va a hacer el PSOE en los próximos 25 días. Es evidente que la protegieron metiéndola en la diputación permanente, tanto como que lo siguen haciendo al llevarla en las listas a pesar de que, a día de hoy y en unas elecciones generales, su nombre no sume, distinto a lo que sucedería en unas locales. El PSOE, quizás sabiéndolo y para marcar distancias, lleva de tres en sus listas al Congreso a Juan Carlos Campos, que fuera en 2009 secretario de Estado de Justicia y, se dice, persona muy cercana al juez De la Mata, que es el juez que instruye el caso Gürtel… Sánchez, M. La alcaldesa de Jerez desayuna magdalenas en alcaldía y no debería, no ya por el poco recomendable valor calórico del producto sino porque hormigas o ratones, o cualquier otro tipo de reptil, descubra el escondrijo y termine contaminándolo. Ya se sabe que por Consistorio hay permanente silbido de balística fina en busca de objeto móvil… Sánchez, P. El secretario general del PSOE pasó por la provincia de Cádiz el miércoles para detenerse en Sanlúcar, Jerez y Algeciras, dejando muestras en todos sitios de sus relativas dotes para relacionarse con el mundanal entorno. No concedió entrevistas, repitió discursos como quien le da al play a la misma cinta, levantando tenues aplausos y eso que el respetable estaba convencido y dispuesto. Eso sí, buen tono de voz, excelente aspecto; muy sanote. De noche, ante Bertín, eligió las playas de Almería por delante de las de Cádiz… Pues eso.

Apellido andaluz. El noveno de la semana bien pudiera ser el de Abengoa, primera multinacional española de onomástica y genética andaluza que presenta pre-concurso de acreedores y que, si no lo evita, se enfrenta al mayor concurso de la historia nacional con una deuda financiera de más de nueve mil millones y siete mil empleos en el aire. Lo hace, además e intencionadamente, en plena campaña, justo ese momento en el que todos hablan de planes de empleo, de apuestas firmes para el incentivo del mismo y demás promesas habituales del momento. Pero lo cierto es que la realidad de Abengoa es la quiebra de un modelo en una Andalucía incapaz de sostener a sus empresas e instalada en una excusa permanente donde la culpa siempre la tienen otros y las soluciones, por tanto, han de venir de fuera. ¿Alguien percibe en su entorno algún crecimiento productivo que no sea el incremento de consumo de rubia espumosa y fría en barra próxima? No hay nada, en todo caso abundante debate promovido por apellidos vascos o catalanes y, por lo demás, mucha palabra vacía.

Bomarzo.

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