Pete Docter, norteamericano del Estado de Minnesota y de la cosecha del 68, -que tiene en su haber prodigios como ‘Up’-, ha declarado que su hija le inspiró la historia de ‘Del revés,’ o ‘Inside out’ en el original. Esta película singular ha hecho correr ríos de tinta. No solo por parte de la crítica, sino por la de especialistas en psicología, neurología, autoayuda y otras disciplinas científicas y alternativas.
Quien esto firma, no alberga la menor expectativa de aportar nada nuevo, ni concluyente, a lo ya escrito por expertos-as tan cualificados-as sobre ella. Que, en general, no ha leído, sino que lo hará después de pergeñar estas líneas, a fin de no condicionarse. Pero resulta elemental registrar su reseña en el blog.
Su guión -aunque la idea, como se ha comentado es del propio realizador- se debe a Michael Arndt. La música es de Michael Giacchino. Se proyectó en el pasado Festival de Cannes, fuera de concurso, y deslumbró al público y a la prensa especializada. Su historia, ya la conocen sobradamente, trata de la crisis de una niña que tiene que enfrentarse a cambios muy radicales e importantes en su corta existencia, que implican una nueva ciudad, una nueva casa y un nuevo colegio.
Pese a sí misma, sufrirá un cortocircuito neuronal-sentimental, que afectará a áreas muy importantes de su vida y del que le costará recuperarse. En esta batalla interna, contará con cinco aliadas. Cinco emociones contrapuestas, pero complementarias. A saber, la Alegría, la Tristeza, el Miedo, la Ira y el Asco. La primera liderará la recuperación que, sin las otras, no sería posible.
La sabiduría del realizador y de su equipo al transmitir y visualizar en términos tan brillantes, intensos e imaginativos el funcionamiento de un cerebro infantil en ebullición es admirable. Porque transita por un terreno muy resbaladizo, sin permitirse maniqueísmo alguno.
Así, es. La Alegría, tan vital e inasequible al desaliento, podría haber sido la estrella de la función, pero nada sería posible sin esa adorable Tristeza -pesada como un fardo , azul como la melancolía y deliciosa hasta decir basta- que tiene en sus manos la clave para que la niña reaccione. Lo mismo puede decirse del Miedo prudente y protector, de la caústica Asco, algo snob, pero muy irónica e inteligente, o del incandescente y justiciero Enojo, Ira en nuestra versión. Todos estos sentimientos combinados suman. Todas estas emociones son necesarias.
Una cinta compleja, como lo es el mecanismo tan delicado que analiza. Una cinta rica en múltiples lecturas. Una cinta divertida, sutil y llena de guiños. Una cinta a la que las personas adultas van a sacar mucho más partido que las que no lo son y a quienes, teóricamente, va destinada. Una cinta sentimental, que no reniega de serlo. Una cinta habitada por el amor, el talento y el humor. Y así podríamos seguir…
Pero… quien esto firma tiene dos peros. Uno, el retrato tan conservador de la familia. Nuclear y patriarcal, con el progenitor cuyo trabajo lo decide todo y da lugar a la crisis. La madre, tan tierna y nada convencional a nivel de imagen, es solo un apéndice. Se lo recuerda a la hija, que papá cuente con nosotras, que sepa que le apoyamos. No, Mr Docter, no, no y no. Tan rico y elaborado en todos los demás aspectos de la historia y tan reduccionista en este.
Y otro, ya más personal e irónico. Quien esto firma, no conoce más que N.Y de Estados Unidos. Pero, en fin, preferir Minnesota a la fascinante San Francisco, pintada aquí con tonos tan lúgubres… Pues como que tampoco. Es que no le da a esa ciudad tan sugerente ni una sola oportunidad.
Sea como sea, y con tales reservas, es una delicia que nadie, nadie, nadie de cualquier edad y condición debería perderse.