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En román paladino

¡Apréndansela, por favor!

Nada bueno se puede esperar porque entre “fachas”, “castas”, “corruptos”, “Don Limpios”, “extremistas”, “marcas blancas” y otras etiquetas se harán imposibles los acuerdos para que los ciudadanos tengamos un futuro viable y digno

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Inquieta profundamente que lo que está pasando en Andalucía se repita en el resto de España. La ingobernabilidad por incapacidad de cerrar unos acuerdos de mínimos ni siquiera para que el se pueda formar el gobierno. Esta columna no está diseñada para impartir doctrina y mucho menos para señalar culpables. Pero los ojos de platos que se están viendo en Andalucía y fuera de ella indican que no era lo que se esperaba. Lo incierto de los resultados que se avecinan ha hecho decir al antiguo presidente del gobierno Felipe González que nos encaminamos a un panorama político italiano, pero sin italianos. Es verdad que en país transalpino tienen una acreditada experiencia de gobiernos de coalición de todas las dimensiones –a dos, a tres, a cuatro y hasta a cinco-. Giulio Andreotti –el mago que estuvo en todas las salsas, algunas de ellas con sabor muy agrio, y fue presidente del consejo en siete ocasiones-  encabezó uno de cinco partidos –el pentapartito-  en 1989.  En Finlandia y en Suiza han sido normales gobiernos de cuatro y cinco partidos durante largos años y las grandes coaliciones funcionan actualmente en Austria y Alemania con los partidos mayoritarios.
Creo que ha llegado la hora del pesimismo. El tiempo del ajuste de cuentas está próximo. Aquí todo el mundo tiene cuentas pendientes con el de enfrente, con el de al lado y con el de detrás. La política se entiende como el arte de la venganza. Así que nada bueno se puede esperar porque entre “fachas”, “castas”, “corruptos”, “Don Limpios”, “extremistas”, “marcas blancas” y otras etiquetas se harán imposibles los acuerdos para  que los ciudadanos tengamos un futuro viable y digno. Ese panorama sólo certificará que o que se reforma el sistema electoral para favorecer las mayorías o se cambia la mentalidad de los dirigentes para que esto pueda marchar. Aquí no hay acuerdos ni entre los afines.
Quizá la mejor lectura que los políticos andaluces tendrían que hacer –hasta aprendérsela de memoria- y recomendársela luego a los colegas de la misma profesión de otras comunidades autónomas y ayuntamientos de España es una frase del filósofo italiano, ya fallecido, Norberto Bobbio: “Quien quiere hacer política día a día debe adaptarse a la regla principal de la democracia, la de moderar los tonos cuando ello es necesario para obtener un fin, el llegar a pactos con el adversario, el aceptar el compromiso cuando éste no sea humillante y cuando es el único medio para obtener algún resultado”. ¡Apréndansela, por favor!  

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