La primavera quiere asomarse, pero este desfile de nubarrones, de chubascos, de trombas constantes no la deja y uno recuerda cuando era chico y cada año se daba ese momento de calzar botas de agua porque llovía mucho y había charcos y daba gusto meterse en los charcos y saltar. Estos días hay charcos y hacía mucho que no se daban, pero los niños no tienen botas de agua de aquellas de colores con dibujitos. La lluvia intensa llama al cobijo casero, al resguardo, ese mismo de hace ahora cinco años.
Mucho se ha escrito estos días sobre el quinto aniversario del aquel 14 de marzo de 2020 en el que se decretó el inicio del confinamiento tras aparecer el virus letal Covid-19 en Wuhan, China, que provocara más de siete millones de fallecimientos y socialmente nos estigmatizara para convertirnos, posiblemente y a tiempo vista, en una sociedad peor. Se dice que las crisis, las que sean, generan oportunidades y de ellas se derivan sociedades mejores o peores; el eslogan del Gobierno de la nación fue un “Salimos más fuertes” que ha quedado en lo que suelen quedar muchas frases sustentadas solo en el fondo emocional del momento y no en una férrea convicción colectiva. Europa, hoy, no se prepara para un brote vírico que provengan del mundo animal, tampoco lo hace para resguardarse sanitariamente o protegerse mediante protocolos determinados porque colectivamente pensamos que lo que pasó no volverá a pasar, la memoria en este sentido es tan frágil como traicionera. Europa, empujada por la situación mundial, se prepara para invertir en defensa, en rearmarse. Hemos olvidado lo vulnerable que la humanidad es ante un ataque vírico que requiere de unidad, política y social, y el mundo ha virado hacia gobiernos populistas que hacen bandera de un interesado negacionismo y que, lo que es más grave, evidencia una sociedad con los pies de barro. En todo caso, el mundo desde entonces parece más tenso y vemos a diario en la esfera mundial, en la nacional, en la autonómica y en la local cómo tendemos a confrontar por día más. En vez de al revés.
Cádiz Herzegovina. Juan Carlos Ruix Boix, al que -como reclama ser alabado- hay que exponerle tras las primarias como alto, guapo y con su canoso y marcado tupé a lo Richard Gere gaditano recuerda a un sex simbol cinematográfico presto y dispuesto a rodar en Sotogrande bronceado sobre una motora que saltea olas y oculta su mirada intrépida tras unas gafas de sol caras e italianas estilo
Oliver Peoples y un bañador tono verde pistacho pálido con elefantitos rosa fucsia, ganó por algo menos de un centenar de votos en Cádiz y, en consecuencia, será el líder del socialismo gaditano los próximos cuatro años para dolor, disgusto, pesar y rencor infinitos de sus adversarios más íntimos, dícese: Javier Ruiz Arana, Irene García, Fernando López Gil, Chefy como cabeza del
romanismo, Ana Carrera y Fran González. Más o menos, con algunos nombres más, pero por este orden.
Espera paciente que todos se pongan en cola sumisos tras su emblemático nuevo liderazgo al tiempo que aguarda, cauto, que García, Márquez y López Gil le feliciten. Cosa que no han hecho. Cosa que, igual, no hacen. Cosa que refleja la extrema división de la que sale el socialismo gaditano tras este proceso de primarias que ha dividido al partido en dos y no hay signos próximos de reconciliación futura pese a las advertencias que sobre el asunto ha hecho la secretaria general andaluza, María Jesús Montero. Boix, exultante, lanza dos ideas: más lealtad en la próxima ejecutiva, más nitidez en la próxima portavocía de Diputación. Es decir, se piensa pasar por la piedra al sector crítico en la próxima ejecutiva, se piensa cargar a Ana Carrera como portavoz de Diputación. Al menos eso aseguran los que saben interpretar el lenguaje de signos allá por la Estación de San Roque.
Mientras, el PSOE toquetea el acuerdo del PP en Diputación con La Línea 100x100 y esta misma semana María Márquez, vicesecretaria de organización del PSOE-A electa por MJ Montero, se ha visto con Juan Franco, líder linense que se deja querer y que al cambio de PP por PSOE en Diputación ha puesto precio: 122 millones de euros, que es la deuda de su ayuntamiento con el Gobierno central. Se dice que Montero tenía avanzado esto para después de las primarias y anotarse el tanto de quitarle una Diputación al PP nada más llegar a Andalucía, también se dice que las relaciones de Franco y Ruiz Boix -malas - dificultan el acuerdo, aunque es obvio que no tanto para que el alcalde de La Línea retire la mano si Madrid le coloca 122 millones de pasta gansa, de un modo u otro. Llegados a ese punto, el PP puede darse por… afectado.
Es probable que el nuevo portavoz en Diputación sea Javier Pizarro, teniendo en cuenta que RB se reserva el congreso, Moscoso el senado, Saucedo tal vea el parlamento y Mamen Sánchez rellenará en puestos de salida, salvo que la Diputación retorne a manos del PSOE y, entonces, se produzca alguna maniobra orquestada en la oscuridad. Eso gusta mucho a unos y otros. Orquestar. Jugar al Scattergories, donde hay que pensar con rapidez para tener respuestas. Porque para muchas de las cosas hay que votar y mientras unos piensan en lealtad y nitidez, otros suman votos como, por ejemplo, los de los delegados para este congreso del día 5, donde unos defienden que se vote y otros lo contrario. Es lo que tiene el Scattergories. O el Stratego, juegos de distinta dinámica pero en ambos hay que reaccionar rápido.
El PP disfruta del espectáculo y el mismo sería completo de no ser porque desde La Línea sopla
levantera y nadie se fía un pelo del remolino creciente. Franco y Vidal juegan a dejarse querer, Secattergories versión
Sálvame, porque aunque se sienten más cómodos con el PP porque éste les aprieta menos y su negocio con ellos es, en general, rentable, la llave de la caja fuerte grande está en Madrid y sacudirse de la deuda municipal es demasiado tesoro para los cachorros del peñón. En ello anda la nueva ejecutiva del PSOE-A, organizándose internamente tras la etapa de Juan Espadas para afrontar lo que viene, realizando sondeos sobre la gestión de la Junta de Andalucía y el impacto de la llegada de Montero y, también, orquestando maniobras para desestabilizar a este PP asentado en la moderación.
Mientras, ya es primavera, llueve pero todos saben que el recio sol está a punto de hacerse dueño de todo el horizonte y es seguro que caldeará el hoy húmedo ambiente andaluz.