La intención de la institución sigue siendo la construcción de un albergue para los 'sin techo'.
Los escasos síntomas de mejoría en la crisis siguen sin llegar y este hecho se deja notar mucho en las clases más desfavorecidas. Un dato que refleja bien a las claras lo mencionado con anterioridad es la labor del Comedor El Pan Nuestro, que en el último año ha visto como se ha duplicado el número de almuerzos que se dispensan en las instalaciones, pasándose en la actualidad a unos 200 (170 diarios para las familias y entre 30 y 40 personas en el salón comedor).
Además, también se ha intensificado durante los días laborables los demás servicios que se ponen a disposición de los más necesitados, tales como los servicios de aseos con cuatro duchas, dos para hombres y dos para mujeres. A todo ello se une que se dan alrededor de 20 desayunos desde que se abre el local.
El volumen de trabajo es tal que se necesitan hasta seis trabajadores contratados a tiempo parcial indefinido como son dos cocineras, un administrativo, un chófer para la furgoneta, uno de mantenimiento y una limpiadora.
Ante este panorama, el presidente de la entidad, el padre Juan Jiménez Zayas, ha querido agradecer a los amigos socios (más de 400) la labor que realizan y que han permitido que la institución permanezca con las puertas abiertas durante los últimos 20 años.
El albergue
De todas formas, Jiménez Zayas sigue buscando los recursos necesarios para poder culminar totalmente la obra de El Pan Nuestro con la construcción de un albergue, que sirva para dar cobijo a las personas sin hogar, sobre todo durante los duros meses de invierno.