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Desde la Bahía

Tiempo de felicitaciones

Descargar el amor en estos animales, como hoy día se hace en la soledad funcional, psíquica, ansiosa o depresiva, con las ahora denominadas mascotas

Publicado: 12/12/2022 ·
17:07
· Actualizado: 12/12/2022 · 17:07
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Autor

José Chamorro López

José Chamorro López es un médico especialista en Medicina Interna radicado en San Fernando

Desde la Bahía

El blog Desde la Bahía trata todo tipo de temas de actualidad desde una óptica humanista

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A veces tanta mentira, tanto engaño, tanto fraude y, sobre todo, tanto desamor y ausencia de amistad, les hace a las personas pensar en girar la esfera de su vida y como Fray Luis de León, meditar “en lo dichoso del humilde estado del hombre que se retira de este mundo malvado”. Solo, el ser humano no tiene posibilidad de amar a sus semejantes, tampoco de odiarlos o envidiarles  y no será, claro está, odiado o envidiado. En esta tesitura no sabe, si sueña o si hubiera deseado, ser analfabeto profundo, sin idiocia, pero sin capacidad para comprender noticias, rumores, argumentos, ideales o creencias. Ser pastor de ovejas, sin ningún Caín alrededor. Descargar el amor en estos animales, como hoy día se hace en la soledad funcional, psíquica, ansiosa o depresiva, con las ahora denominadas mascotas. Cambiar la absurda y vulgar pregunta que a veces se hace a un entrevistado: ¿que se llevaría a una isla solitaria? por la de ¿que no se llevaría a una isla solitaria? La respuesta es firme y contundente: No me llevaría el billete de vuelta. La excepción, como en toda regla, si estaría a su lado, el amor de una mujer, para que nunca se le olvidara el deleite poético. Sin una voz que acaricie el oído, se acaba en el suicidio sin necesidad de quitarse la vida. Ser nómada es a veces más gratificante que estar siempre asido a su pueblo natal. La fe del carbonero es más firme que la dubitativa del teólogo.  La reflexión parece propia - o de los tiempos - de Mari Castaña, considerada como famosa cuentista, aunque en realidad fue una opositora muy activa ante el despotismo del Obispado de Lugo y sus abusivos tributos, lo que le dio notoriedad, pero también el ser presa y desposeída de todos sus bienes. De boca de ella parece que son estos versos: Si atentamente miras/has de hallar en la vida atrocidades/las historias llenas de mentiras/las fábulas están llenas de verdades.   Iriarte y Samaniego han quedado atrás. Ahora comienza una nueva fábula, un nuevo mes. El mes de las luces, pero no nos hagamos ilusiones, la referencia es a la “luces eléctricas”. La competencia se ha extendido por todos los pueblos de España y la contienda consiste en quien es capaz de aportar mayor número de bombillas a su alumbrado. Como cuando se disputaba por los “palacios de deportes” y cada pueblo quería tener el suyo, con una cabida en sus gradas muy superior a su número de habitantes, o cada ciudad, aunque estuvieran distanciadas unas de otras por escasos kilómetros, querían tener su aeropuerto. O la fiebre de los tranvías. Estamos en Navidad y se habla de los adornos navideños, pero la realidad es que estos ornamentos cada vez son expresiones más alejadas del espíritu religioso que originaron estas fiestas. Empieza a dar la impresión que el nacimiento de Jesús, verdadera raíz de la efeméride, se comienza a colocar en lugar intermedio entre el ir olvidando el carácter sagrado de la fiesta y el acercamiento a un acontecimiento de ocio y sobre todo comercio, tan mermado en los últimos años de pandemia. Ya hay voces - o vocifero - pidiendo cambiar la nomenclatura. En los actos litúrgicos escasean las autoridades y el graderío, tan enorme, sin embargo, para ver pulsar el interruptor que da paso al colosal gasto de watios. Mar, si es posible, montaña y nieve que si lo son en esta época. Carreteras intransitables ante el acumulo de vehículos. Vuelos a bajo precio , relacionados con el servicio que prestan. Retrasos ferroviarios por las imprevisibles huelgas, que siempre muestran su protagonismo cuando mayor es el aflujo de usuarios. Reuniones gastronómicas de ansiosa gula y decolorado compañerismo, en relación al resto del año. Loterías que alegran a escasas personas y producen en un número desmesurado de ellas, la decepción que rompe el  “cántaro del cuento de la lechera”. Las altas jerarquías del país, gobierno de la nación, presidentes autonómicos, de diputación y ediles municipales, empresarios, entidades bancarias , jefes de todo tipo, concejales de todos los partidos y un largo etc., en estos días felicitan por doquier, con firma fotocopiada, que es un verdadero insulto a los lazos de amistad y respeto, siempre unidos a la originalidad y el apego. Y el ciudadano de a pie se pregunta cuál es la causa de esa felicitación y porqué hay que ser feliz en estos días y pide al menos suprimir en las felicitaciones la palabra Navidad, al igual que se suprime la asignatura de Religión en los centros de enseñanza, si se quiere ser coherente. Quizás se crea que vamos a ser felices por la entrada de un año nuevo que traerá “el maná”, sin necesidad de realizar esfuerzo alguno. En medio de todo ello la familia tradicional - padre, madre, hijos, abuelos y nieto - cristiana o no, viven con sumo agrado, este mes de dogma (inmaculada) y de misterio (encarnación) y su alborozo, es ver reunidos en torno a una mesa a todos ellos, mientras un villancico recuerda el nacimiento del Niño-Dios. La alegría nos hace creyentes. La tristeza escépticos, El resentimiento, detractores.  La ilusión nos lleva a escribir lo que se reflexiona en estas efemérides, con el deseo de ser leído y analizado.  La esperanza es la antorcha cuya luz esperemos ilumine los caminos a seguir en este país, sumidos en la actualidad en una oscuridad inquietante. La Fe nos llevará a pensar en la existencia de ese Relojero/Creador del inconmensurable número de piezas, que debidamente cohesionadas constituyen el reloj que denominamos universo. Sus brazos siempre abiertos nos esperan en el salón de su eternidad. Esta es mi felicitación leal, sin la aridez de tanto pregonero de prosperidad de alma vacua, que es lo que nos lleva a pensar en ocasiones si no sería mejor aislarse de este mundo que nos ha tocado vivir, tal como Fray Luis de León proponía y dejar la historia y su memoria por esta efeméride, que por más que quieran considerarla como fábula, no pueden quitarle su carácter de verdad absoluta.     

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