Emergencia climática

Publicado: 31/05/2022
Autor

Rafael Sanmartín

Rafael Sanmartín es periodista y escritor. Estudios de periodismo, filosofía, historia y márketing. Trabajos en prensa, radio y TV

Patio de monipodio

Con su amplia experiencia como periodista, escritor y conferenciante, el autor expone sus puntos de vista de la actualidad

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No es cierto que la temperatura esté expulsando vecinos de Sevilla a otras ciudades, es cuando menos una exageración interesada e innecesaria pues cada cual...
No es cierto que la temperatura esté expulsando vecinos de Sevilla a otras ciudades, es cuando menos una exageración interesada e innecesaria pues cada cual es libre de instalarse dónde le plazca sin tener que inventar excusas, máxime cuando en las últimas olas de calor están viviendo temperaturas superiores en localidades generalmente más templadas y frías que esta. Sí es cierto que las temperaturas siguen subiendo en general, mientras las estaciones se trastocan trayendo calor en mayo y a veces fresco en julio. Es cierto que el tiempo está cambiando en perjuicio del planeta y de sus habitantes por más que sus principales responsables lo nieguen de forma tal que aumenta su irresponsable responsabilidad. Pero eso es una consecuencia común a todo el planeta. El nivel de resistencia al calor no es mensurable pero Sevilla lleva muchos siglos soportando temperaturas elevadas en julio y agosto -las de mayo son circunstanciales y afectan a ciudades habitualmente más frías-, pero la población de esta ciudad ha venido creciendo sin parar hasta que llegaron los ayuntamientos amigos de favorecer la especulación. Lo que está echando a mucha gente no es la temperatura, es la vergüenza sin remedio del precio de la vivienda.

El remedio sólo requiere voluntad aunque la voluntad no enriquezca, por eso es un bien tan escaso. La subida de temperaturas exigirá a sus responsables huir a otro planeta dónde poder gastar los dólares, yen o euros acumulados. Porque el freno al desgaste y degradación de la tierra requiere reforestar las zonas deforestadas. En las ciudades, sobre todo en las secas, la solución para rebajar la temperatura pasa por aumentar la masa arbórea con la creación de zonas ajardinadas, la plantación en calles y avenidas, los jardines verticales, dar preferencia a las plantas. Los caprichos como el tranvía-a-ninguna-parte nos cuestan mucho más que su alto coste, siendo este escandalosamente alto. El tranvía deforesta, añade calor a las calles por donde discurre y empeora el tráfico.

Debe volver la cultura del agua de nuestros antepasados: una pequeña fuente en lugar público da frescor. Una corriente pequeña de agua se agradece, muchas ayudarían a mejorar la vida del vecindario. Pequeñas y grandes soluciones para mejorar la vida, sólo cuando hay voluntad.

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