A buen seguro les aguarda un gran futuro. Es, al menos, lo que merecen su inteligencia, pero también su esfuerzo y dedicación. Un año más, nos hacemos eco en estas páginas de los alumnos que han obtenido las mejores calificaciones en las recientes pruebas de la PEvAU, Prueba de Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad, que realizaban los pasados días 15, 16 y 17 de junio en las aulas del Alfonso XI alumnos de dicho instituto y de las Escuelas Profesionales Sagrada Familia de Alcalá la Real, así como del IES Salvador Serrano de Alcaudete.
Con un 13,85, Isabel María Anguita Contreras, de Castillo de Locubín, no es solo la alumna que ha obtenido la mejor calificación de la PEvAU en la comarca, sino la cuarta mejor de toda la provincia. Esta estudiante de 18 años, que ha cursado Bachillerato de Ciencias de la Salud en el IES Alfonso XI, se define como “como una persona trabajadora, responsable, constante y extrovertida”. Pese a su brillantez, sus aficiones se parecen a las de cualquier otra chica. “Me gusta quedar con mis amigos/as, a quienes considero parte de mi familia por el gran apoyo que siempre me muestran en todos los aspectos. No obstante, tocar el clarinete en la banda de mi pueblo (Castillo de Locubín) y leer son otras de mis aficiones preferidas, a pesar de que el duro año escolar me ha hecho separarme un poco de ellas. El último libro que me he leído ha sido ‘Juego de tronos: canción de hielo y fuego’, de George R.R. Martin. Me es muy complicado elegir el libro que más me ha gustado, ya que he disfrutado con la mayoría de ellos pero destacaría los libros de la colección ‘Memorias de Idhún’ de Laura Gallego García”. Además, se declara fan de casi todos los géneros musicales “pero el que más me gusta y el que escucho con más frecuencia es el reggaetón”.
Respecto a sus secretos para destacar, asegura que “trabajar y esforzarse diariamente y, sobre todo, controlar los nervios, es lo que me ha permitido conseguir esta calificación. Es fundamental estar seguro de ti mismo y luchar por aquello que quieres conseguir”. Respecto a su futuro, lo tiene claro: “Quiero estudiar Medicina en la Universidad de Granada. Me gustaría trabajar de médico, me es indiferente si es en un hospital o centro de salud, pues mi objetivo es ayudar a quien lo necesite”.
Con un 13,80, Manuel Jesús Lara Lara, también de Castillo de Locubín, ha obtenido la segunda mejor calificación en la comarca. Estudiante de Bachillerato Tecnológico en el IES Alfonso XI, y con 18 años cumplidos en abril, se define como “una persona trabajadora y constante, cariñosa y con inquietudes para aprender nuevas cosas. Entre mis aficiones están la lectura. Me encuentro leyendo en estos momentos el libro ‘La ciudad del alma dormida’ de Félix Modroño, que trata de la historia de dos jóvenes en la ciudad de Bilbao antes de estallar la Guerra Civil”. Pero también en el caso de Manuel la educación musical está muy presente, al igual que el deporte. “Me gusta tocar la flauta travesera en la banda de mi pueblo, ver videos de divulgadores científicos e históricos, y ahora que he acabado selectividad me gustaría retomar deportes como el fútbol o ciclismo”. A nivel profesional, también en su caso sus ideas están claras. “Quiero estudiar Física, Matemáticas o ambas juntas en un Doble Grado en Granada. Me gustaría acabar en proyectos de investigación o trabajando para empresas multinacionales”.
Con una calificación de 13,608, la alcaudetense Fátima Aranda Tejero es la alumna con la tercera mejor nota en las pruebas de la PEvAU 2021 en la comarca. Estudiante de Bachillerato de Ciencias Sociales en el instituto Salvador Serrano de Alcaudete, Fátima, que cumplió en mayo su mayoría de edad, se considera una persona “creativa, tranquila y soñadora, con ganas de descubrir todo lo que se me presente” y asegura que sus aficiones son “pintar, viajar, escuchar música, hacer joyería artesanal y pasar tiempo con mis amigos”. “Los miserables”, de Víctor Hugo, es “sin duda”, su libro favorito y en cuestión de música “desde pequeña mi padre me ha inculcado su amor por el pop-rock español, aunque mi gusto musical también abarca el rock en inglés y el indie. Si tuviera que quedarme con unos artistas y bandas en específico elegiría Extremoduro, Joaquín Sabina, Queen y Los Secretos”.
Cree que lo esencial para alcanzar una calificación tan alta como la suya es “encontrar un método de estudio que se adapte a ti; lo importante no es cuánto tiempo estudies, sino la calidad de el estudio. También es fundamental descansar y tener confianza en tu trabajo y capacidad. En mi caso, saber que había multitud de grados que podía cursar relacionados con mis intereses, con notas de corte no demasiado altas, me llevó a tomarme la PEvAU con tranquilidad”. Fátima estudiará Administración y Dirección de Empresas en la Universidad de Granada, y en un futuro “le gustaría trabajar en algo relacionado con el comercio internacional o dedicarme a la enseñanza”.
Con una nota de 13,548, Alicia Castillo Molina, nuevamente de Castillo de Locubín, tiene la cuarta mejor calificación de la comarca en las recientes pruebas de la PEvAU. Alicia ha cursado Bachillerato de Ciencias de la Salud en el IES Alfonso XI y cumplió 18 años el pasado mes de febrero. Es una persona “risueña, sociable, trabajadora, bastante indecisa y muy perfeccionista”, según ella misma se define. “Siempre intento estar ahí para los demás y el ayudar y ser agradecida hace que me sienta bien. Quizás sea muy cabezota y mi mal carácter es de lo peor que tengo, o eso dice mi madre. Estar con mis amigos y hacer el payaso son mis principales aficiones, además de lo típico de ver series, escuchar música, correr, jugar con mi perro, etc. Aunque es algo en lo que hemos perdido la práctica estos meses, me encanta salir de fiesta con amigas”. Preguntada por las claves de su brillantez, asegura que “siempre me han enseñado que la constancia y el esfuerzo son fundamentales para conseguir lo que quieres, y eso es lo que he estado haciendo todos estos años. Conseguir nota requiere un sacrificio, desde atender en cada clase hasta cancelar algún plan porque tienes que estudiar. Se necesita mucha fuerza de voluntad y un mínimo de motivación, pero la recompensa merece la pena”.
Sobre la huella que le ha dejado la pandemia estos dos últimos años “a mí personalmente me ha servido para conocerme un poquito mejor, pararme a pensar y darme cuenta de lo poco que apreciaba las cosas antes. Bien es cierto que durante este curso puedo sacar pocas cosas positivas de la pandemia. Ha sido un calvario no poder salir y hacer vida normal cuando se está en unos niveles tan altos de estrés, a lo que se suma la semipresencialidad, la falta de relación con tus compañeros, los confinamientos… Aunque no voy a olvidar los malos ratos, siempre recordare este año con cariño, en el que se ha evolucionado tanto como sociedad como a nivel personal”.
Si bien en su caso parece no haberlo tenido tan claro, la vocación por la Medina también parece haberse impuesto en el caso de Alicia. “Aunque me ha costado decidirme, he optado por estudiar Medicina. Tras barajar varias carreras de la rama sanitaria, esta era la que más concordaba con lo que me gustaba estudiar y con mi perfil. Todavía no se en que quiero especializarme, pero si tengo claro que quiero servir a los demás y tratar de mejorar su salud, que es lo más gratificante de este trabajo”.
Con una calificación de 13,53, Mercedes Sánchez Jiménez ha obtenido la mejor calificación entre los alumnos de las Escuelas Profesionales Sagrada Familia y la quinta mejor de la comarca. Se considera una persona “autoexigente y perfeccionista, además de muy emocional, sensible y familiar. Soy una chica nerviosa, no puedo parar quieta, siempre tengo que tener alguna meta u objetivo, me gusta tener siempre una motivación”. En cuanto a aficiones, “puede sonar raro que lo diga pero paso mucho tiempo haciendo ejercicios de química y matemáticas, son materias que me gustan, me hacen ser competente y curiosa, y además me permiten ampliar conocimientos”. Pero no todos sus gustos son tan particulares. “El último libro que he leído ha sido Como la sombra que se va, de Antonio Muñoz Molina. Y el libro que más me ha gustado ha sido Te lo dije, de Megan Maxwell. Lo leí hace un par de años pero no me canso nunca de repetir su lectura una y otra vez porque es muy entretenido, juvenil y con una gran lección de humildad dentro de él. La música que más me atrapa y me conecta con mis emociones es la música de Dani Martín, Queen, Leiva y Adele. Son mis cuatro artistas favoritos por los grandes aprendizajes que hay detrás de las letras de todas sus canciones”.
Asegura que su secreto es solo uno, la constancia. “Yo comencé en septiembre con muchas ganas por conseguir llegar alto, hay que intentar no dejar nada para el final porque ahí comienzan los problemas y los agobios. Hay que trabajar durante todo el curso, así la selectividad es solo un pequeño repaso sin necesidad de angustiarse con el temario. De hecho, las semanas previas a la prueba de acceso a la universidad solo tuve que dar unos pequeños matices a los contenidos y listo”.
No pasa por alto las particulares circunstancias que ha debido afrontar con la llegada de la pandemia en esta etapa tan especial de su vida. “Al principio, cuando comunicaron la noticia en marzo de 2020, sentí muchísimo agobio. Estaba atravesando en ese tiempo un periodo difícil debido a una pérdida familiar y lo último que podía en ese momento era meterme dentro de cuatro paredes. Sin embargo, tocó adaptarse y poco a poco fui superando tanto mi ansiedad por la pandemia como mi angustia por aquella pérdida irreparable. Me atrevería a decir que, a pesar de que el Covid-19 me ha arrebatado muchas vivencias, también me ha enseñado a gestionar mis emociones, mis sentimientos, a pedir ayuda cuando no puedo sola y a darme cuenta que quien verdaderamente está siempre agarrándome fuerte la mano sin soltarme es mi familia”.
Finalmente, en relación con su futuro, nos adelanta que ha decidido estudiar Educación Primaria en formación bilingüe “porque desde pequeña me ha apasionado dedicarme a la enseñanza. Con tan solo cinco años, cuando ya sabía escribir y leer, le pedí a mi madre que me comprara una pizarra para dar clases, cogía todos mis muñecos y peluches, los sentaba encima de la cama y las horas pasaban volando así. Me gustaría terminar en un colegio dando clases a niños de primaria, con el simple objetivo de que a los alumnos les apasione todo lo que aprenden y encuentren en el estudio una vía tanto de diversión como de aprendizaje”, concluye.