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Arcos

Hijo Predilecto de Andalucía

Artículo de opinión de José Antonio Santano

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  • El poeta arcense Antonio Hernández. -

JOSÉ ANTONIO SANTANO

Ciertamente, y desde que se creara allá por el año 1983, del tenor: “el título de Hija Predilecta e Hijo Predilecto de Andalucía constituye la más alta distinción otorgada por la Administración de la Junta de Andalucía a aquella persona física que se haya hecho acreedora al mismo por su trabajo o actuación cultural, científica, social, política o económica, y que haya redundado en beneficio de Andalucía de manera extraordinaria y ejemplar”, muchos han sido ya los que fueron nombrados como tal y de todos los sectores sociales: políticos, empresarios, toreros, actores y actrices, músicos, sanitarios, cineastas, futbolistas, escritores, juristas, religiosos, científicos, investigadores, flamencos, aristócratas (incluso realeza), poetas… Algunos de estos títulos otorgados trajeron el debate o la polémica por su concesión, pero no vamos a entrar en esta cuestión menor. Sin embargo, y aún después del tiempo transcurrido desde que se creara dicha distinción, echo de menos que no esté en esa lista quien para mí es sin lugar a duda alguna un Andaluz Universal, me atrevería a decir que, después de Lorca y Juan Ramón Jiménez, uno de los más grandes poetas actuales, el más enraizado a su tierra, el que mejor ha versificado el sentir, la emoción y la esencia cultural de Andalucía. Solo debemos consultar su obra, abordarla desde la templanza y el rigor que en ella plasma el poeta, y encontraremos una verdad —la verdad del vate— que trasciende la realidad para convertirse en otra, plena de luz, de soledades y silencios, de emoción, de ternura, con un lenguaje que conmueve y nos hace temblar como nunca nadie de entre los poetas del siglo XX y lo que va de este XXI lo ha hecho. Solo él, con la sencillez y la belleza que reporta lo pequeño, a veces inapreciable, ha sabido construir un universo propio y al mismo tiempo humano y solidario. En él caben todos los poetas que ha sido, nunca olvidó lo aprendido de la mejor tradición poética española, pero siempre tuvo esa “gracia gaditana”, ese don, esa inteligencia innata, ese ingenio para innovar, para crear otros mundos, siempre y sin caer en el olvido de su más grande y determinante universo andaluz. Su sólida obra poética es su aval, el tesoro más preciado que los andaluces debemos conservar para el presente y legarlo para generaciones venideras en la convicción de que así su más distinguido acento andaluz no será presa del olvido. De esa impresionante obra ya escribieron otras destacadas personalidades de la literatura española: Caballero Bonald, Umbral, García de la Concha, Carlos Edmundo de Ory, José Luis Esparcia, López Gorjé, Florencio Martínez, Jiménez Martos, Jorge Urrutia, María del Pilar Palomo, Santos Sanz Villanueva, Leopoldo de Luis, Raúl del Pozo, Ricardo Bellveser, Morales Lomas, Félix Grande, Manuel Ríos Ruiz, Nieto, Dámaso Santos, Rafael Morales, Benito de Lucas, Diego Jesús Jiménez, y otros muchos que sería imposible reseñar aquí. No hay un solo libro de los escritos por nuestro, todavía anónimo poeta, en el que no lata el corazón de Andalucía, la verdadera esencia de su ser universal, su inconmensurable cultura, su dolor y su alegría, y todo dicho, con la palabra más precisa, fruto del conocimiento, la experiencia y la emoción. Por todo ello, me atrevo a proponer, desde esta tribuna, al gobierno andaluz, el reconocimiento de Hijo Predilecto de Andalucía al poeta de Arcos de la Frontera, gaditano y Andaluz Universal, Antonio Hernández Ramírez: “Andalucía era limpia, y por eso / al renacer en ella, al darme cuenta / que no sólo de fiestas se trataba, / defendí su ilusión de más de mil dolores, / apoyé a la alegría cuando enmascaraba la tristeza, / robé a todo lo hermoso cuanto pudo mi amor. // Si digo Andalucía/ estoy diciendo el nombre de mi patria”. Sea.

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