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Hacienda sí, justicia no

Debe ser un problema de comunicación, lo que hace que la opinión de los jueces no sea respetada por el poder ejecutivo

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Cuántos misterios genera la burocracia. La Sanidad viaja a buen ritmo hacia la completa digitalización, Hacienda ha conseguido el objetivo del papel cero. Sin embargo Justicia ha incrementado el pedido de papel para este año en un 30%. Se mueve al ritmo de Ricky Martin: un pasito pa’lante, un pasito pa’atrás. Y mira que empezaron  hace unos cuantos años, el real decreto que regulaba el uso de la aplicación LexNet es de enero de 2007. Este sistema permite a los profesionales del derecho recibir información telemática de los juzgados. Pero desde el principio nació con defectos, no era compatible con otras aplicaciones usadas por fiscales y jueces. No siempre llegaba la información a los destinatarios, había fallos de seguridad. Aun así, después de parchearlo en 2016 se obliga a que todas las notificaciones lleguen a los juzgados exclusivamente por Lexnet. Las incidencias que se produjeron bloquearon juzgados por toda España. Y total para qué, si tu notificación llega vía telemática y después se imprime para la fiscalía que tiene un sistema no compatible. Todo tan absurdo que parece una película de los Hermanos Marx. Para colmo de males, en julio del pasado 2017, un agujero en la seguridad permitió a los abogados usuarios acceder a miles de archivos, obligando al Ministerio a cerrar el acceso a la aplicación durante unos días. Total quién se ha enterado, no ha llegado ni a charla de café. ¿Y todo va a ser malo? No que va, quien lo puso en marcha ya le veía el provecho. Ventajas del programa: que el Ministerio que lo implanta se convierte en el ojo de Dios, porque resulta que es quien tiene almacenada toda la documentación. Mandando la división de poderes a hacer puñetas por no utilizar palabras más fuertes.

Entonces qué, pa’lante o pa’atrás, pues las asociaciones de jueces piden que se pare y el ministro sin embargo, ha invertido 60 millones de euros “para solucionar los problemillas”. Debe ser un problema de comunicación, lo que hace que la opinión de los jueces no sea respetada por el poder ejecutivo. La aplicación informática presentaba vicios desde es principio y se sigue invirtiendo en ella como en un pozo sin fondo. Qué manía con liar al españolito de a pie, cambiándolo todo para seguir igual.  Mientras la justicia se mueva con bolas de hierro atadas a los tobillos los delitos de los corruptos seguirán prescribiendo

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