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El acusado por el crimen de Miriam: \"La quería tanto que los celos me volvieron loco\"

El acusado ha tomado la palabra antes de concluir la sesión, provocando gritos de \"asesino\" por parte de familiares y amigos de la víctima

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La Sección Octava de la Audiencia Provincial de Cádiz acogió este miércoles la última sesión del juicio por el crimen de la jerezana Miriam Tamayo, por lo que ya sólo se está a la espera de que el jurado popular culmine su deliberación y traslade a lajuez su veredicto, algo que podría tener lugar este mismo jueves.

La sesión de ayer concluyó con la intervención del acusado, cuyas palabras acabaron provocando gritos de “asesino” por parte de familiares y amigos de la víctima. De hecho, la mayoría de ellos prefirió no seguir escuchando el testimonio de Germán J.G. y, visiblemente indignados y con lágrimas de impotencia, abandonaron la sala ante la particular forma de pedir perdón del imputado a costa del honor de la fallecida. “Ahora si es tu mujer ¿no?”. “Ni tu gente te quiere”; “te vas a morir sin ver la cara de tu hijo”, gritaron entre llantos. Una amiga de Miriam no pudo soportarlo y sufrió una crisis de ansiedad a la salida, debiendo ser atendida por los agentes del 091.

Ante la tensión vivida, la juez pidió al resto de asistentes que salieran y esperó a que se hubieran calmado los ánimos para dar traslado al acusado. Todavía fuera, frente al edificio de cristales de la avenida Álvaro Domecq, donde desde el lunes preside una pancarta pidiendo “Justicia para Miriam Tamayo” le narraban a una de las hermanas de la joven las manifestaciones del acusado. Ella se había ido antes molesta por los argumentos y un tono algo desaforfunado empleado por la defensa.
Teniendo en cuenta la dureza de todo lo que han escuchado estos tres días y la juventud del entorno de Miriam, hay que destacar el esfuerzo y el buen comportamiento que pese a todo han mostrado hasta que ayer las últimas palabras de Germán al jurado en las que tiraba por la borda toda la estrategia de su abogado hizo que explotasen.

El procesado, por su parte, dijo estar “muy arrepentido” de lo que ha hecho y que “todas las noches” pide “perdón” a Miriam desde su celda. Pese a que en la primera sesión del juicio aseguró que no tenían relación y que lo único que les unía era un hijo en común, se ha referido a la víctima como “mi mujer”. Asimismo, manifestó que Miriam tenía una relación con otra persona y que los “celos” le volvieron “loco”.

Por su parte, la fiscal sumó un delito de amenazas al de asesinato que ya solicitaba, añadiendo el agravante de parentesco que ya solicitaba la acusación particular. Asimismo, incidió en la “alevosía sobrevenida” en la que habría incurrido el acusado, ya que “ella no tuvo la más mínima posibilidad de defenderse y salvar su vida”. La fiscal recriminó al acusado que “ha estado mintiendo de principio a fin. No ha dicho la verdad en ningún momento”.

Entre otras cuestiones, resaltó en sus conclusiones que ha quedado acreditado durante el juicio que habían tenido una relación estable fruto de la que nació un hijo y que “tenía intención de matarla”. De hecho, la hoja del cuchillo, de casi 15 centímetros, “entró entera” en el cuerpo de Miriam debido a la fuerza que empleó a la hora de atacarla, según insiste, “con intención de matarla de forma rápida e inesperada, dejándola sin posibilidad de defenderse”.

   Añade el Ministerio Fiscal que el acusado ha "echado balones fuera desde el primer momento" y que "nunca ha colaborado con la justicia". De la misma manera, niega que éste confesara, ya que únicamente lo hizo "cuando lo señalaron los testigos cuando Miriam estaba agonizando en el suelo".

   Por su parte, la acusación particular, ejercida por el letrado Marcos Rodríguez, pidió 20 años de cárcel, al considerar al procesado responsable de los delitos de amenazas y asesinato con alevosía y el agravante de parentesco.

El letrado de la acusación particular se adhirió al informe del fiscal y sostuvo que el acusado “se inventó” la ingesta masiva de drogas, alcohol y tranquilizantes, añadiendo que buscó un sitio “más tranquilo” para cometer el delito -habría apartado a la víctima de la avenida- y, además, “no ha mostrado signos de arrepentimiento".

La Junta de Andalucía, que se ha personado como acusación popular, también se sumó a las conclusiones de la Fiscalía y pidió que se prive al acusado de la patria potestad del hijo que compartía con la víctima. Asimismo, solicita que, en caso de que se considere que los hechos constituyen un delito de homicidio y no de asesinato, se incluya el agravante de abuso de superioridad, teniendo en cuenta la fuerza del acusado y el empleo de un “arma letal”.

"PUDO GRITAR Y PEDIR AYUDA"

   El abogado de la defensa, por su parte, ha solicitado que los hechos sean considerados como un delito de homicidio con los atenuantes de confesión y de drogadicción, por lo que propone una pena de siete años y seis meses de cárcel.

   Sostiene que ha quedado demostrado que "no existe alevosía" y se ha referido a un episodio ocurrido un mes antes de los hechos, cuando el acusado abordó a la víctima y ésta avisó a su padre. Asegura que Miriam "estaba advertida" y sabía cuando se encontró con el acusado el día del suceso "que venía una tormenta". "Ella pudo gritar, pedir ayuda y salir corriendo", ha añadido.

 

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