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Un carpintero construye una casa museo con materiales de derribo

Un empresario dedicado a la carpintería natural de El Valdés, en el municipio malagueño de Moclinejo, ha construido una vivienda con materiales de derribo y la ha convertido en un museo en el que expone útiles de labranza ya en desuso, así como pinturas y esculturas de artistas de la Axarquía.

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  • El empresario dedicado a la carpintería Antonio Montañez señala la vivienda que ha construido.
Un empresario dedicado a la carpintería natural de El Valdés, en el municipio malagueño de Moclinejo, ha construido una vivienda con materiales de derribo y la ha convertido en un museo en el que expone útiles de labranza ya en desuso, así como pinturas y esculturas de artistas de la Axarquía.

El autor de esta obra de cinco plantas y 300 metros cuadrados es Antonio Montañez, quien ha explicado a Efe que todo comenzó “como un sueño”, con la idea de construirle a su padre una casa en su localidad natal con los materiales que a diario recuperaba de demoliciones, en pleno auge del sector del ladrillo.

El sueño se plasmó en realidad en apenas un año, “un tiempo récord” en el que Montañez, “sin tener ningún proyecto concreto”, ejecutó una vivienda de corte modernista en la que ninguna ventana es igual a la siguiente y que está rematada por un torreón lleno de colores al más puro estilo de Gaudí.

“Me gusta mucho el colorido y la armonía que encierra el contraste de colores, y empecé a pensar en cada elemento, en cada parte, para darle a cada una un quiebro diferente”, ha precisado.

Este carpintero de 59 años ha bautizado su creación como Casa Museo de la Axarquía y, desde este verano, el primer sábado de cada mes puede visitarse de forma gratuita de manera individual o en grupos guiados.

“No me planteo alquilar la vivienda y que sirva como alojamiento rural, ya que contiene tantos elementos, que sería imposible que no se perdiese algo, y por ello lo que quiero es que la gente venga a visitarla y disfrute de su contenido, de la misma manera que yo disfruto al enseñarla”, ha señalado Montañez.

Un recorrido por esta singular construcción es un viaje al pasado agrícola, popular y festivo de la comarca malagueña de la Axarquía, con la contemplación de útiles de labranza de todo tipo, como el azadón que actúa a modo de veleta.

El tejado posee veinticuatro aguas y pequeñas pirámides con mosaicos en los que aparecen diferentes cepas con sus racimos de uvas, las barandas de las escaleras tiene esculturas de camaleones y las puertas están talladas con relieves que incluyen las flores y los frutos de la comarca.

La cerrajería de la barandilla que conduce a la bodega está especialmente confeccionada para albergar una botella de cada uno de los vinos que se elaboran y etiquetan en la Axarquía.

En el resto de la casa, la forja de las barandas está diseñada para acoger pequeños estuches de pasas, algunos con más de cien años de antigüedad.

“Yo pensaba en todo lo bueno de la Axarquía y me iba siendo fácil dar contenido a la vivienda con piezas de artes populares y aperos de labranza”, ha añadido Montañez, quien también se ha empeñado en hacerse con una representación de la obra de los pintores, escultores y ceramistas más reconocidos de la comarca.

La Casa Museo cuenta con trabajos de una treintena de artistas como Francisco Hernández, Evaristo Guerra o José Casamayor.

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