El Parlamento de Italia se prepara para una votación clave para el próximo septenio, la elección del nuevo presidente de la República, una "batalla política" que debe dirimirse de hoy en dos meses y que podría acarrear consecuencias para el Gobierno de Mario Draghi.
En el Palacio del Quirinal, antigua sede de papas y reyes, se respira el cambio de ciclo: la era de su inquilino en los últimos siete años, Sergio Mattarella, acaba el 2 de febrero. Y el presidente, muy apreciado por su diligencia en la pandemia, no piensa repetir en el cargo.
Por eso, a mediados de enero, se convocará al Parlamento en sesión conjunta para empezar a votar nombres que le sustituyan, pero todo apunta a que no será un proceso fácil, sino todo lo contrario.
SE BUSCA PRESIDENTE
Cada grupo parlamentario tratará de imponer su propio alfil para llegar al Quirinal, habida cuenta de las poderosas prerrogativas que tiene el presidente, "hacedor" de Gobiernos.
El propio Mattarella no dudó en usarlas designando tres primeros ministros -Paolo Gentiloni, Giuseppe Conte y Mario Draghi- e incluso impidió que el "antieuro" Paolo Savona llegara al Ministerio de Economía.
Los partidos ya enarbolan posibles nombres, como el propio Draghi, su titular de Justicia, Marta Cartabia; los ex primeros ministros Romano Prodi y Giuliano Amato, el actual presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli; o, por qué no, el magnate y siempre polémico Silvio Berlusconi.
Lo que está claro es que el futuro presidente surgirá del pacto, pues requiere una mayoría de dos tercios del Hemiciclo o una mayoría absoluta tras el tercer escrutinio. Y nadie suma solo.
"No será fácil porque los partidos tienen intereses divergentes", explica a Efe el profesor de La Sapienza Oreste Massari, para quien todo dependerá de si se adelantan elecciones.
TODOS LOS CAMINOS LLEVAN A DRAGHI
En el Parlamento nadie esconde su admiración por el hombre más respetado del país, Mario Draghi, economista de un enorme prestigio y que gobierna desde febrero con una coalición de todos los partidos menos la ultraderechista Hermanos de Italia (FdI).
"Por el momento es el candidato más fuerte. Si valoramos los pro y contras, tener a Draghi en el Quirinal durante siete años sería una garantía de Italia ante la Unión Europea y los mercados", sostiene el politólogo.
Sin embargo, juran desde su entorno que el expresidente del Banco Central Euro permanece concentrado en la gestión de la pandemia y de la lluvia de millones del Plan de Recuperación europeo con la que acaba de aliñar los Presupuestos del 2022.
Desde luego es el mejor posicionado para alcanzar el Quirinal, pero su ascenso abriría una encrucijada sin precedentes, pues la Constitución indica explícitamente que el Ejecutivo y la Jefatura del Estado no pueden estar en manos de la misma persona.
De ser elegido, el Gobierno permanecería en funciones presidido por el vicepresidente pero, dado que este cargo no existe, recaería en el ministro más anciano, el de Administración Pública, Renato Brunetta, mientras Draghi, como jefe de Estado, tendría que resolver un último dilema: ¿designar un nuevo primer ministro o adelantar elecciones?.
UN INDESEADO ADELANTO ELECTORAL
Esta última opción levanta dudas por las importantes reformas impulsadas para obtener los fondos europeos, pero también divide a los partidos en función al viento que sople en las encuestas.
Claramente a favor está la líder de la oposición y de FdI, Giorgia Meloni, y el también ultraderechista Matteo Salvini.
Por contra el Movimiento Cinco Estrellas prefiere que se agote la legislatura, oliéndose un descalabro que le arrebataría la condición de mayor partido que logró en 2018, así como el progresista Partido Demócrata de Enrico Letta, pese a sus buenos datos en las recientes regionales.
Pero en la práctica hay una razón mucho más prosaica para no votar: un 70 % de los parlamentarios se quedarían sin pensión si se adelantan los comicios por no haber ejercido más de cuatro años y medio, según el Observatorio de Cuentas Públicas.
LA BAZA DEL CAIMÁN
En la pugna destaca, por increíble, el nombre de Berlusconi, que a sus 85 años y pese a su delicada salud sueña con coronar su carrera con los laureles presidenciales e insiste en que Draghi está mejor donde está.
Se trata de una idea inverosímil por su controvertida trayectoria política y personal, pero parece claro que al menos "el Caimán" tratará de influir en esta elección, pese a que su partido esté lejos de ser hegemónico.
Las quinielas en cualquier caso están abiertas y el futuro lleno de interrogantes, pues si algo caracteriza la bronca política italiana es su capacidad de sorprender.
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Italia busca nuevo presidente: arranca la carrera al Quirinal
En el Palacio del Quirinal, antigua sede de papas y reyes, se respira el cambio: la era de su inquilino en los últimos siete años, Sergio Mattarella, acaba
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